Cumplir como productor o exportador con los requisitos legales en materia de residuos de productos fitosanitarios es cada vez más difícil. Hasta que se armonicen los Límites Máximos de Residuos a nivel de la Unión Europea, cada país aplica sus propios límites, lo cual es una situación confusa para los proveedores de frutas y hortalizas. Esta situación se ha agravado desde hace dos años, cuando especialmente las cadenas de supermercados alemanes han impuesto normativas más restrictivas que la legislación nacional. Responden de esta manera a la presión social para reducir la presencia de residuos en frutas y hortalizas.
La influencia de organizaciones no gubernamentales
La aparición de limitaciones no reguladas, como las de Lidl y Aldi, ha sido provocada por la presión ejercida por organizaciones no gubernamentales. Especialmente en Alemania, la influencia de organizaciones como Greenpeace ha sido decisiva. Gracias a la realización de muchos análisis de residuos en frutas y hortalizas comercializadas por las principales cadenas de supermercados en Alemania se publicaron comentarios que fueron muy negativos para determinadas cadenas.
Aunque se debería discutir la forma de cómo fueron obtenidos los resultados, la reputación y la imagen de estas cadenas han sufrido un daño importante.
Esto dio pie a que los supermercados estableciesen limitaciones que están por encima de la legislación nacional, restando así en cierta medida importancia a esta legislación.
Desde el punto de vista de las cadenas comerciales, éstas limitaciones propias "sí han sido eficaces si se tiene en consideración la mejora en la posición que han obtenido en los resultados recientemente publicados por Greenpeace en su trabajo ´Essen ohne pestizide´ (Alimentos sin pesticidas)", indican desde las cadenas.
Establecimiento de LMRs
El establecimiento de los LMRs es un proceso complejo que aspira a alcanzar un equilibrio adecuado entre diferentes necesidades y requisitos. Esta complejidad se debe especialmente a la triple naturaleza del establecimiento de los LMRs:
1. Se establecen en base a las Buenas Prácticas Agrícolas (BPAs), mediante la identificación de cuáles son los niveles más bajos alcanzados sobre la base de (buenas) prácticas agrícolas reales mediante ensayos de campo, que pueden posteriormente utilizarse para seguir y controlar que estas BPAs se cumplan.
2. Deben facilitar el comercio entre Estados Miembros de la UE y el ámbito mundial.
3. En todos los casos deben tener en cuenta los estándares de referencia toxicológicos adecuados. Ejemplos: Debe asegurarse que los LMRs basados en BPAs resultan en una exposición del consumidor inferior a los umbrales toxicológicos relevantes.
Preocupación sanitaria
Está ampliamente aceptado que los LMRs no son límites toxicológicos, y que su excedencia no significa necesariamente una preocupación sanitaria puesto que la exposición esperada puede estar muy por debajo de los conservadores parámetros toxicológicos tales como la IDA (la Ingesta Diaria Admisible) y la DRfA (Dosis de Referencia Aguda). La superación del LMR hace ilegal la comercialización de la fruta u hortaliza, pero conocer si existe riesgo para la salud humana precisa de un estudio en cada caso, para determinar si se ha superado de forma significativa la IDA y/o la DRfA, que a su vez cuentan con amplios márgenes de seguridad.
La necesidad de armonizar
En la actualidad, un productor español de pimiento tiene que cumplir con un Limite Máximo de Residuos de Pyridaben de 0,50 mg/kg. Sin embargo, si estos pimientos son exportados a Alemania, el límite es 0,30 mg/kg y si fueran a Holanda, el límite es incluso 0,10 mg/kg.
En muchas ocasiones, el agricultor no puede saber exactamente a qué mercado irán destinados sus pimientos y es entonces cuando se ve obligado a cumplir con el requisito más estricto: el holandés.
Este ejemplo muestra la necesidad de armonizar las LMRs a nivel europeo, porque la actual diversidad de LMRs supone para las empresas del sector una fuente de confusión importante y fomenta que las cadenas de supermercados establezcan sus propias limitaciones.
En la actualidad, la Unión Europea ha conseguido para 250 materias activas un LMR único a nivel comunitario.
Para las materias activas restantes, la Agencia para la Seguridad Alimentaria de la Unión Europea (EFSA) ha dado un primer paso para la armonización de las materias activas que actualmente están sujetas a LMRs nacionales, formando una opinión sobre los riesgos que suponen determinados niveles de residuos.
Los LMRs que son considerados sin riesgo para la población de un estado miembro no necesariamente son seguros para una población en otro país, debido a diferentes hábitos de consumo. Según la previsión actual, en tres años la armonización total será una realidad, que además se determinará a tres niveles LMRs, teniendo en cuenta las diferencias climatológicas y la situación de plagas según tres zonas en Europa: la franja norte, la franja del centro de Europa y la franja mediterránea.
Las dudas del informe Greenpeace
En la determinación de si un análisis de residuos ha dado positivo y antes de alertar por parte de los servicios sanitarios, a través del Early Warning System europeo, laboratorios y autoridades deben restar un margen del 50% por la incertidumbre en el análisis.
Es decir, si el resultado del análisis es 1 mg/kg, después de aplicar este margen, el resultado obtenido es 0,5 mg/kg. Cuando el LMR para esta materia activa es 0,5 mg/kg, supone que el producto cumple exactamente con la norma y que no es necesario emitir una alerta.
En el trabajo de Greenpeace no fue aplicado este margen de incertidumbre de análisis, dando como resultado una alta probabilidad de ´falsos positivos´.
El consumidor es muy susceptible para alertas de este tipo. En el trabajo Eurobarometer ?Risk issues? (febrero 2006), encargado por la Comisión Europea, los consumidores indicaron que los residuos de pesticidas en frutas y hortalizas son su principal punto de preocupación con respecto a su alimentación y que además se fían mucho más de entidades de consumidores como Greenpeace (32%), que las autoridades (22%) o los supermercados (3%). Esto deja de manifiesto que las autoridades no han conseguido la posición de primer defensor de los intereses de los consumidores en materia de seguridad alimentaria, algo que se fomenta cuando las autoridades nacionales o europeas se niegan a entrar en el debate cuando se publican resultados que en su base no son correctos, como en el caso descrito de Greenpeace y que ponen en el candelero sus propios criterios de control mediante los Límites Máximos de Residuos.
La aparición de limitaciones no reguladas de residuos
La presión de organizaciones como Greenpeace, el lento proceso de armonización de LMRs en la Unión Europea y el uso de la seguridad alimentaria como instrumento de competencia han dado pie a que cadenas de supermercados ? concretamente las de países germanos ? hayan establecido sus criterios propios para los residuos que las frutas y hortalizas pueden contener.
A continuación se describen algunos ejemplos, mostrando que los criterios de los supermercados no solamente requieren el cumplimiento con la legislación nacional, sino que dan un paso más allá en la reducción de la presencia de residuos en los productos comercializados (Tabla 1).
¿Qué supone para los implicados?
Como se puede observar, existen diferencias importantes entre los criterios que aplican las cadenas. Se añade a esto las diferencias de LMR aplicables en los diferentes países (ver apartado "La necesidad de armonizar") y tenemos una situación confusa de difícil cumplimiento por las partes implicadas, siendo productores e intermediarios comerciales de frutas y hortalizas los más afectados.
Los criterios de cumplimiento no son objetivos a alcanzar, sino límites que suponen una sanción en caso de su incumplimiento. De hecho, un intermediario está obligado a firmar previamente un documento mediante el cual se compromete a cumplir los criterios marcados, a riesgo de la exclusión como proveedor y unas multas considerables.
El caso de los productores y operadores holandeses
Según productores de Holanda la situación es difícil, pero no imposible. Normalmente, las cadenas alemanas no permiten una planificación de la producción, tal y como sí es el caso de los supermercados ingleses. Para éstos últimos, se organiza la producción de tal manera que determinados productores producen para determinados clientes (´Dedicated deliveries´), permitiendo un buen control sobre la producción, las materias activas utilizadas y los LMRs.
La alternativa es controlar el nivel de residuos antes de que se recolecte el producto o antes de enviarlo. Realizar el análisis antes de la recolección permite al productor la posibilidad de esperar unos días en caso de un exceso de LMRs.
Según los productores los criterios son rigorosos y exigen realizar más controles y trabajar de forma más selectiva. En la práctica, para ellos no supone una limitación en la producción e incluso lo consideran una oportunidad para ganar campo a la competencia internacional, como España, que a su criterio tiene más dificultad de cumplir con los criterios de los supermercados.
Los operadores de Holanda tienen una opinión similar a los productores holandeses, subrayando la presión administrativa y los controles adicionales que conlleva. Añaden que Holanda tiene una posición importante especialmente en las cadenas discount, que están siendo las más estrictas con los LRMs en los últimos años.
Entre el 50-60% de la exportación holandesa está destinada al canal discount alemán. Una característica de los intermediarios holandeses es que hasta un 40% de su importación la vuelven a exportar, entre otros a Alemania.
La reexportación
También para éstos productos de reexportación han tenido que poner su firma bajo los criterios de cumplimiento y esto en la práctica les causa problemas. Por un lado, porque el producto de importación (especialmente los de fuera de la UE) puede tener un nivel de residuos más alto y por otra parte porque el tiempo material para realizar los análisis de residuos no existe.
Los resultados de un análisis de residuos tarda dos días en conocerse y en esta franja de tiempo, los productos suelen haber tomado rumbo al destino.
Una solución para estas situaciones es el control de residuos en origen, tal y como Agri Food Monitor está realizando en España.
Y así reaccionan el resto de operadores UE
Intermediarios europeos de frutas y hortalizas manifiestan que no es aceptable para todos los integrantes de la cadena alimentaria el exceso de los Límites Máximos de Residuos. Al mismo tiempo, un documento de Freshfel Europe cuestiona el aumento de demandas con que tienen que enfrentarse los productores y comerciales de frutas y hortalizas para asegurar que los residuos de productos fitosanitarios no exceden una proporción arbitraria de los Límites Máximos de Residuos establecidos a nivel nacional o internacional.
Estas limitaciones no reguladas causan confusión a productores y proveedores de frutas y hortalizas, que están buscando urgentemente parámetros claros y consistentes para los residuos en alimentos comercializados.
Además, estas limitaciones no reguladas suponen una privatización de la política de seguridad alimentaria y conducen a que la seguridad alimentaria sea un instrumento de competencia entre las cadenas de supermercados.
El factor confianza
El procedimiento actual para determinar los LMR?s supone un nivel alto de protección para los consumidores, mientras que la introducción de requisitos no regulados en materia de LMR pone en peligro la confianza del consumidor.
La confianza en la seguridad de frutas y hortalizas no debería estar sujeta a la erosión de las certificaciones vistas las ventajas abrumadoras de una dieta rica en frutas y hortalizas y su papel para combatir los problemas de obesidad.
Los productores europeos miran con recelo tanta norma
La multitud de protocolos, normas, certificaciones de calidad y, sobre todo, la desnormalización de los Límites Máximos de Residuos (LMR) complican sobremanera la labor de los operadores europeos en origen, sobre todo de los países del entorno mediterráneo, que cubren el 50 por ciento de sus ingresos con las operaciones internacionales.
La norma Eurepgap parece que no es suficiente para una serie de cadenas que "solicitan sus propios protocolos y encarecen las operaciones con estas demandas", señalan desde las organizaciones agrarias españolas, encabezadas por Coag y Asaja. Coag llega a más al hablar de ?cortapisas comerciales? en el caso de los LMRs.
La armonización de LMRs es el principal caballo de batalla de las organizaciones agrarias europeas y de la AREPFH, que en más de una ocasión ha solicitado una sola norma de LMR para todos los países del entorno euro. Es habitual comprobar como una misma materia activa fitosanitaria contempla para pimiento, por poner un ejemplo, un límite en España de 1 parte por millón cuando en destino alemán la misma materia activa sólo contempla el mínimo de 0,01 partes por millón.
Armonización
Ante esta situación, asociaciones como Coexphal han estado trabajando con las autoridades alemanas para conseguir un criterio en común en una serie de materias activas. "Aunque las negociaciones son lentas se han conseguido una serie de resultados pero, en general, la armonización ha sido un fracaso rotundo", indica Mariano Contreras, director del laboratorio de Coexphal en una entrevista realizada en la publicación F&H.
Estas negociaciones con Alemania en materia de armonización han venido demandadas desde la gran distribución y en este sentido grupos como Edeka o Tengelmann han sido defensores e impulsores de establecer armonizaciones de LMRs con España e Italia.
Un dato: Tan sólo el 20 por ciento de los LMR se encuentran armonizados y "al no armonizarse existen diferencias de que un país tiene un LMR autorizado de 0,01 partes por millón y otro país para la misma materia activa contempla 5 partes por millón", asevera Contreras.
El 80 por ciento sin normalizar corresponde a productos estratégicos que no tienen un peso específico a nivel de volumen de negocio pero que "se quedarán al margen de las nuevas normas sino se consigue la armonización", indica Contreras en la citada entrevista. Hablamos de productos como calabacín, judía o berenjena y otros menores que se encuentran en estado de ?shock? al menos que se fijen los mínimos de armonización por parte de la UE.
Pero los LMRs no siempre son usados como arma de seguridad alimentaria sino como arma comercial y "es habitual comprobar como los rechazos y las actas de no conformidad coinciden con el incremento de la oferta en el mercado de destino, haciendo que la aplicación de LMR se convierta en un factor comercial", indica un informe de la Commisione borsa prodotti ortofrutticoli elaborado por la Camera di Comercio de Bologna de la mano de Piero Lenzi.
Este informe también habla de las prácticas fraudulentas y de presión comercial a la baja que utilizan los operadores europeos para hacer bajar los precios y cotizaciones en los mercados de destino cuando aparece el volumen fuerte de oferta de frutas y hortalizas. Es aquí "cuando Italia sufre esta situación, coincidente con la entrada de producción de Alemania, Polonia u otros países del Este de Europa", apunta Lenzi.
Dos realidades
Los países de alta tolerancia en LMRs son productores por lo general y han registrado un nivel de toxicología aceptable, mientras que los países donde hay un LMR de 0,01 es que no necesitan esa materia activa para sus producciones agrícolas y aplican la mínima, por cuestiones burocráticas y económicas.
En este sentido, el trinomio industria fitosanitaria, administración y productores no se ponen de acuerdo para llevar a cabo en cada Estado una defensa de la materia activa en cuestión por cuestiones económicas y al final el ministerio responsable de Sanidad y Seguridad Alimentaria de cada estado impone su criterio, el criterio de mínimos establecido por la normativa UE.
El nuevo impulso
No obstante, desde el Parlamento Europeo se trabaja en lo que será un borrador de armonización de LMR y que defiende para España la europarlamentaria Mabel Salinas. Salinas desvela algunas de las claves del borrador y que establece LMRs en función de tres franjas regionales: La franja Norte, la franja del Centro de Europa y la franja mediterránea.
La franja mediterránea es la más permisiva, ya que la Comisión de Agricultura entiende que las condiciones climáticas facilitan la presencia de plagas y poblaciones de insectos que merman la fruta. Estas franjas deberán ser respetadas por todos los países miembros y siempre se fijarán en pro de la Seguridad Alimentaria de los europeos. Salinas cree "que en 2-3 años Europa contará con un plan de armonización de LMRs para los productos hortofrutícolas en fresco".
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