Uva de mesa

En el cultivo de uva de mesa, las incidencias fitosanitarias más importantes acaecidas durante el año 2006, han sido las siguientes:

 

Polilla del racimo (Lobesia botrana), ha presentado de forma general, una incidencia media a baja en cuanto a las poblaciones detectadas y media en cuanto a daños sobre los racimos, aunque puntualmente, se han detectado en algunas zonas, incidencias más severas, por lo general, relacionadas con la técnica de cultivo por parte del agricultor.

Por otro lado, se consolida el comportamiento errático de las diferentes generaciones y el solapamiento entre ellas, como consecuencia del aumento de superficies bajo plástico o malla, donde se produce un cierto adelanto del ciclo de la plaga, que se acaba solapando con el que se produce en plantaciones al aire libre.

Curiosamente, las altas temperaturas del verano, no parecen haber tenido, como otros años, incidencia en una reducción importante de la plaga.

 

Mosquito verde (Jacobiasca libyca), ha mostrado ciclos más largos de los normales, comenzando un mes y medio antes su actividad, aunque sin repercusiones severas en daños al cultivo, salvo casos aislados de plantaciones jóvenes.

 

Trips (Frankliniella occidentalis), ha presentado una incidencia media alta en floración y como el año pasado, durante la madurez de las variedades apirenas tempranas, especialmente las cultivadas bajo plástico, ha vuelto a aparecer, ocasionando daños, aunque con menor intensidad que el año anterior, al estar los agricultores preparados para tal acontecimiento, mejorando sus actuaciones contra la plaga.

 

Taladro de madera (Schistocerus bimaculatus), ha mostrado durante el pasado año una intensa actividad en diferentes puntos de la Comarca del Guadalentín, con presencia de poblaciones elevadas y daños en plantas jóvenes, que obligan a podas de recuperación de la estructura de la planta.

Los restos de madera de poda abandonados en la propia parcela, troceados o no, son siempre el lugar de multiplicación de la plaga, que le permite pasar al cultivo.

 

Melazo (Planococcus citri), continua evolucionando de forma progresiva, tanto en presencia en distintas parcelas, como en nivel de daños sobre los racimos, especialmente en variedades tardías. El control de la plaga sigue siendo complejo, especialmente cuando no se hacen actuaciones contra la plaga durante la parada invernal del cultivo.

En cuanto a los ácaros, un año más se ha detectado la presencia en aumento en los parrales, especialmente de la variedad Dominga, aunque también se localiza en otras, de un nuevo ácaro, que ha sido clasificado como Tetranychus ludeni, especie ya descrita en Murcia por Ferragut y Santonja, en un trabajo publicado en el Boletín de Sanidad Vegetal de Plagas, nº 15, del año 1989. Hasta la fecha, el control de la misma es bastante sencillo, ya que responde muy bien a los tratamientos con acaricidas comunes, aunque cabe esperar, con el paso del tiempo, una mayor resistencia a estos, si no se alternan las materias activas en su control.

Respecto a Oídio (Leveillula taurica), esta enfermedad ha mostrado durante 2006 una incidencia normal a baja, favorecido por las condiciones climatológicas del año. Igualmente, Mildiu (Plasmopara vitícola), apenas si ha tenido presencia en el cultivo, con la salvedad de las parcelas cultivadas bajo plástico, que debido precisamente a las condiciones de humedad y temperatura que se desarrollan en su interior, se han visto afectadas de forma puntual con ataques en hoja del hongo, favorecido todo ello, por la dificultad para localizar los tratamientos contra el hongo en las zonas altas de la planta.

Las podredumbres del racimo (ácida y fúngicas), han sido este año un problema muy importante, sobre todo a final del año y especialmente en la variedad Dominga, que se suele recolectar en el mes de noviembre y diciembre. Las lluvias concentradas en el mes de noviembre mayoritariamente, aunque no importantes en cuanto a volumen, sí lo han sido en cuanto a persistencia de los días nublados, sin sol y con lloviznas continuas, que mantenían los racimos mojados muchas horas o la humedad ambiente a plena saturación, lo que ha favorecido la aparición de rajado de bayas y debilitamiento de epidermis, facilitando así la proliferación de podredumbres sobre los racimos, que han tenido como consecuencia, la pérdida de miles de kilos de fruta.

 

Viñedo

En general, la presencia de polilla del racimo ha sido media alta, y en algunas zonas de la D. O. Yecla, debido a fuertes heladas durante el mes de febrero, que llegaron a afectar a las yemas y la madera, apenas si hubo cosecha, viéndose esta muy afectada por la plaga, debido a la concentración de polilla sobre el bajo número de racimos presentes, debido además, al consiguiente abandono por parte de los agricultores, de los tratamientos contra la plaga, ante la falta de producción del viñedo.

Por otro lado, se confirma la presencia creciente en diferentes pagos o parajes de la D.O. Bullas, donde hasta no hace mucho tiempo, polilla del racimo no estaba presente. En el último año, ha sido necesario intervenir contra la plaga en algunas parcelas y en bastantes, se han detectado daños, lo que hace prever que en el futuro deberá considerarse como una plaga más.

Respecto a Oídio, la enfermedad ha presentado una incidencia media baja en general en la mayoría de las zonas, con presencia bastante tardía sobre los viñedos, lo que por otro lado, ha propiciado cierta incidencia de daños en algunos casos, ante la pasividad de los viticultores, al no detectar la enfermedad en los periodos habitualmente más críticos, y considerar por tanto que no sería problema.

La ausencia de lluvias durante la mayor parte del ciclo vegetativo, ha favorecido una baja o nula incidencia de Mildiu. Solo las lluvias de final de otoño han podido favorecer la proliferación de la enfermedad en forma de mosaico en hojas, al final del periodo vegetativo, sin mayores consecuencias para el cultivo.

Las podredumbres en general, no han tenido mucha incidencia, toda vez que la climatología ha sido muy seca, en los periodos críticos de la madurez y vendimia.

 

Cítricos

Las incidencias más importantes del cultivo de cítricos durante 2006, han sido las siguientes:

En cuanto a mosca de la fruta (Ceratitis capitata), la pésima situación de los mercados, que dejaron mucha fruta sin recolectar, así como la carencia de agua, que obligó a abandonar numerosas plantaciones, han tenido como consecuencia, el abandono de fruta en los campos, que han servido de hospedante a la mosca, favoreciendo así la multiplicación de esta y las consecuencias que se derivan para las variedades tempranas y siguientes. Por otro lado, las buenas condiciones climatológicas de este invierno, están favoreciendo que prácticamente mantengamos capturas de adultos desde el mes de octubre, aunque a bajo nivel, afortunadamente.

Sobre Cochinillas, y más concretamente respecto a Piojo rojo de California (Aonidiella auranti), podemos indicar que continua su expansión deforma progresiva, aumentando las zonas colonizadas y el nivel de daños,sobre todo en variedades tardías. Se han detectado focos en plantacionesde 1º y 2º verde, lo que indica que el problema venía del vivero, cuestiónque tiene mucha importancia para la expansión del problema.

 

Piojo blanco (Aspidiotus hederae), ha tenido una incidencia normal, aunque se espera que esta aumente de forma importante en breve, debido a que los malos precios del mercado y los problemas para recolectar todas las parcelas, va a favorecer el abandono de los tratamientos por parte de los agricultores.

Se observa un ligero incremento en la actividad de otras cochinillas, por lo general secundarias, debido quizás a intervenciones contra pulgones.

En cuanto a minador (Phyllocnistis citrella), en general, la incidencia ha sido baja y poco importante. Sólo en plantaciones jóvenes se ha tenido que intervenir de forma puntual.

Respecto de Rumple, podemos indicar que 2006 ha sido un año de baja incidencia del problema, aunque en algún caso, puede haber presentado daños de cierta importancia.

 

Hortalizas

Por segundo año consecutivo, factores climatológicos atípicos en nuestra Región, han desencadenado problemas fitopatológicos de gran trascendencia económica en cultivos hortícolas. Así, en las plantaciones de tomate, las lluvias persistentes y los numerosos días nublados que se han producido durante el mes de enero de 2006 y, en menor medida, diciembre y febrero, han favorecido las intensas infecciones de Botrytis, tanto en invernadero como en malla y aire libre. Gran parte de estas plantaciones han tenido que ser levantadas antes de finalizar sus ciclos habituales, en numerosos casos, sin llegar a iniciar la recolección.

Además de la Botrytis, la falta de luz ha favorecido la manifestación de síntomas de "jaspeado" en las plantaciones de tomate afectadas por PepMV, dando lugar a frutos no comercializables, donde los síntomas solían pasar bastante desapercibidos, cuando hay una buena luminosidad.

Problemas de Botrytis en otros cultivos, así como Alternaria, Sclerotinia, Mildiu, Cercosporay bacteriosis, han sido también habituales durante los meses de enero a marzo. En algunas plantaciones de lechuga con resistencia a mildiu, la incidencia a llegado a ser incluso mayor que en las sensibles, posiblemente al saltarse la resistencia y no protegerse adecuadamente con los tratamientos antimildiu.

Oidiopsis, en pimiento y tomate, han teniendo una gran importancia durante 2006.

Respecto a virosis, la incidencia de bronceado en tomate sigue siendo preocupante en algunas zonas, especialmente por el mal comportamiento que están teniendo las variedades con resistencias, que se la saltan con cierta facilidad.

En la zona del Campo de Cartagena, a diferencia de la campaña anterior, la incidencia del virus del bronceado en los invernaderos de pimiento ha pasado bastante desapercibida.

En el Valle del Guadalentín, donde las plantaciones de pimiento para pimentón sufrieron graves problemas de virosis durante 2005, las actuaciones de control biológico del trips Frankliniella occidentalis que se están desarrollando en la zona, parecen haber dado sus frutos, pasando bastante desapercibido el problema durante 2006, incluso sobre otros cultivos sensibles, como la lechuga.

Otras alteraciones relacionadas con virosis, como el "torrao" y la marchitez o colapso del tomate, han reducido su incidencia durante la última campaña.

Respecto a plagas, Ostrinia sigue dando problemas muy importantes en todas las zonas productoras de hortalizas donde se solapan plantaciones de alcachofa y pimiento, con una especial incidencia en el Campo de Cartagena.

Las actuaciones de control biológico sobre esta plaga, aunque han dado algunos resultados positivos, han sido insuficientes para evitar sus daños. En el Valle del Guadalentín se ha realizado una campaña experimental para controlar, de forma colectiva, el problema de Ostrinia en los cultivos de la zona, mediante aplicaciones coordinadas, que han resuelto muy bien el problema.

Otras orugas de lepidópteros continúan dando problemas importantes, en algunos casos en ascenso, como es Helicoverpa, que se ha ido extendiendo a nuevas zonas y cultivos. Junto a la lechuga y alcachofa, se han detectado problemas de especial relevancia en algunas parcelas de tomate, tanto de Mazarrón como de Águilas, cuya problemática podría ir en aumento, especialmente durante el verano y otoño.

El descenso en el consumo de fitosanitarios en los cultivos hortícolas de la Región de Murcia y la ampliación de las estrategias de control biológico y tecnológico de plagas, es un hecho cada vez más evidente. Así, en cerca del 95% de la superficie de pimiento de invernadero del Campo de Cartagena, unas 1.600 hectáreas, se introducen auxiliares para el control de sus principales plagas. En el Valle del Guadalentín, la práctica totalidad de las plantaciones de pimiento para pimentón están integradas en un programa de actuación biológica contra trips y otras plagas. En la zona productora de tomate, se realizan sueltas de insectos beneficiosos en más de 900 hectáreas de tomate y unas 400 de otros cultivos hortícolas.

 

Frutales

Con relación a las incidencias climatológicas en los frutales, podemos comentar que durante el invierno se registraron temperaturas bajas, con lo que se cumplieron las necesidades de hora frío en las distintas variedades, produciéndose un adelanto de floración. Los días 28 y 29 de enero produjeron nevadas en las zonas del Noroeste y Altiplano, no detectándose heladas en la fruta. El mes de marzo fue caluroso lo cual favoreció el cuaje de la fruta. En mayo se produjeron importantes precipitaciones lo que produjo el rajado de fruta en albaricoquero de la variedad Búlida, perdiéndose toda la cosecha. El verano ha sido muy caluroso lo cual ha afectado a la cosecha de almendra, debido a que los árboles estaban muy cargados. Las primeras precipitaciones se produjeron a mediados de septiembre. El mes de octubre y noviembre han sido muy calurosos y sin precipitaciones.

Respecto de las incidencias fitopatológicas, la situación ha sido la siguiente:

En anarsia (Anarsia lineatella) a finales de marzo aparecieron los primeros daños de orugas en los albaricoqueros Orange Red y Currot. El vuelo de la primera generación ha sido muy amplio, con varios altibajos. En la segunda generación se observaron daños en las variedades Andros y Catherina, sobre los frutos.

La tercera generación siguió siendo muy alta, ya que en la mayoría de las parcelas se había producido la recolección de la fruta y los bajos precios de esta hacen que las parcelas se abandonen en lo que respecta a tratamientos, a partir de ese momento.

En el caso de pulgones, (Brachycaudus persicae, Hyalopterus pruni y Myzus persicae) es de destacar que la incidencia de esta plaga ha sido muy baja durante la campaña de 2006, posiblemente las lluvias de primavera han influido positivamente al igual que las altas temperaturas de verano.

Sobre gusano cabezudo (Capnodis tenebrionis) podemos comentar que los primeros adultos se observaron en febrero siendo las poblaciones muy elevadas a finales de agosto y septiembre. El principal problema se presentó en las plantaciones de almendro, que ante las pocas materias activas autorizadas en Control Integrado y la falta de eficacia, están provocando en los últimos años la muerte de muchos árboles.

Respecto a trips (Frankliniella occidentalis, Trips tabaci, Trips angusticeps), los daños en floración han sido bajos ya que las condiciones climáticas han favorecido su control, siendo necesario en la mayoría de los casos un solo tratamiento. Al cambio de color los ataques fueron más elevados, presentándose daños en variedades como Lourdes, Zincal 5 y Silvery. La utilización de Spinosad ha dado buenos resultados en el control de la plaga.

En barrenillos (Scolitus spp.), al igual que en el caso de gusano cabezudo, la incidencia de la plaga ha subido como consecuencia de las altas temperaturas de verano, dando lugar al solape de generaciones.

Las plantaciones más afectadas continúan siendo las de almendros de secano.

En cuanto a mosca de la fruta (Ceratitis capitata), este año los primeros ataques aparecieron una semana antes que el año anterior, presentándose en la primera semana de junio. Las poblaciones han sido muy altas durante todo el verano, llegándose a capturas semanales superiores a 400 adultos por trampa. El número de aplicaciones también fue en muchos casos alto.

 

Sila (Cacopsilla pyri), continua siendo la plaga más importante en cultivo de peral. Este año, en el caso de la Ercolini, ha sido menos agresiva hasta el momento de la recolección, a partir de aquí su incidencia fue muy alta durante todo el otoño. Los tratamientos con caolín ayudaron a principio de campaña a bajar las poblaciones.

Un año más para mosquito verde (Empoasca decedens) se comprueba que las elevadas temperaturas durante el verano, han contribuido a la proliferación de la plaga realizándose continuos tratamientos.

También se observa que se han producido importantes ataques de tigre (Monosteira unicostata) en las plantaciones de almendro, donde las altastemperaturas han contribuido a ello. En algunas plantaciones de ciruelo,melocotonero, albaricoquero y cerezo también se han producido ataques.

La incidencia de arañas y eriófidos, (Panonychus ulmi, Tetranychus urticae y Aculus cornutus) ha sido baja a nivel general. Únicamente se han observado de nuevo ataques importantes en el caso de Aculus, en variedades de nectarino y melocotonero de media estación; también en parcelas de ciruelo se observan ataques de ácaro de las agallas.

En cuanto a enfermedades, la incidencia de abolladura (Taphrina deformans) ha sido alta debido a las precipitaciones registradas en primavera, así las variedades extratemprana tipo Candor y Floridas han sido los más afectadas. En cuanto a cribado (Stigmina carpophila) se han registrado ataques importantes en hojas de la variedad de almendro Desmayo.

Los ataques de Oídio (Sphaeroteca panosa) estuvieron en niveles medios. Así en variedades de nectarina Zincal 5, Lourdes y Miraflores se presentaron algunos problemas. En albaricoquero temprano los ataques fueron menos importantes; en plantaciones de albaricoqueros tipo valencianos, los ataques fueron algo más elevados al igual que en años anteriores.

Con relación a Monilia (Monilia laxa y Monilia fructigena) se presentaron daños en frutos como consecuencia del rajado de frutos provocado por las lluvias primaverales, afectando principalmente a la variedad Búlida, siendo los ataques menos importantes en Orange Red.

Los ataques de Antracnosis fueron muy importantes en las plantaciones de almendro donde la aparición de ataques sobre fruto, con las exudaciones de goma, dieron lugar a una caída importante de los mismos. Las variedades más afectadas fueron Marcona y sobre todo Guara.

Los ataques de Roya (Tranzchelia pruni-spinosae) en plantaciones de almendro fueron muy altos a durante todo el año. En el caso de la variedad de ciruela Santa Rosa se presentaron ataques a partir de septiembre.

Un año más se han presentado daños de pájaros en las flores de las variedades extratempranas de melocotoneros y nectarinos. Los árboles más afectados suelen ser los de los márgenes y en aquellas parcelas atravesadas por tendidos eléctricos, produciéndose en algunos casos la perdida de más del 50% de flores.