En septiembre de 2005, se encontraron las primeras palmeras infestadas por el picudo rojo en el campo de Elche. En agosto de 2006, la plaga se detectó en dos palmeras situadas en el corazón del palmeral histórico nombrado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2000. En diciembre 2005, se oficializó la presencia del picudo en las islas Canarias donde se encuentran bosques de Phoenix canariensis, que constituyen un patrimonio natural excepcional. Desde hace dos años, el número de lugares donde se encuentra palmeras infestadas por el picudo no cesa de incrementarse en toda la costa mediterránea española. En realidad, la situación es probablemente mucho más grave: lo que se sabe o se difunde oficialmente corresponde sólo a la punta visible del iceberg. En las condiciones actuales, los dueños de palmeras no están incitados a difundir la presencia de palmeras infestadas o sospechosas y, además, tenemos conocimiento de varios casos que las propias administraciones han intentado guardar secretos.
INTRODUCCIÓN
Dos patrimonios extraordinarios: el palmeral de Elche y los bosques de palmeras autóctonas de las islas Canarias están seriamente amenazados.
Las palmeras como elementos esenciales del paisaje y de atracción turística de las ciudades costeras desaparecen lentamente, unas de ellas, la Phoenix dactylifera y la Phoenix canariensis porque son destruidas por el picudo rojo y las otras porque son atacadas, además, por otra plaga, Paysandisia archon, también introducida con palmeras infestadas de importación. Toda una actividad económica hasta ahora muy próspera, la producción de palmeras ornamentales en vivero está a medio plazo condenada si la situación no cambia. A largo plazo también la producción de palma blanca va a ser problemática con el riesgo de desaparición una tradición cultural antigua única en el mundo.
Por todas estas razones, es urgente tomar todas las medidas adecuadas para controlar esta plaga. En la región de Hofuf en Arabia Saudita, el picudo rojo ha matado más de 300.000 de palmeras en quince años y sigue infestando con más fuerza nuevas palmeras.
Medidas legales de control totalmente inapropiadas
Sabemos perfectamente que el desastre que está en marcha en España es la consecuencia, por lo que concierne a la plaga del picudo, de la importación masiva de palmeras infestadas desde Egipto. Lo sabemos desde hace más de diez años cuando se detectaron en la costa granadina las primeras palmeras infestadas.
Como consecuencia de este descubrimiento, el Ministerio de Agricultura promulgó en 1996 una orden que prohibía las importaciones en España de palmeras proviniendo de Egipto.
El Alcalde de Elche, en respuesta a una proposición de la Estación Phoenix, promulgó en noviembre de 1998 un bando para avisar del riesgo que presentaba introducir en Elche palmeras importadas de Egipto y tomó la decisión de plantar sólo palmeras autóctonas en su término municipal.
Desde este momento, la Estación Phoenix ha incidido cada año, durante la reunión anual del Consejo Rector, en la cual participa un representante de la Consellería de Agricultura de Valencia, del riesgo creciente que presentaban estas palmeras, ya que en Egipto la plaga, cada vez más incontrolable, se extendía sin parar. En los numerosos encuentros nacionales e internacionales en los cuales ha participado la Estación Phoenix así como en varias publicaciones, sus expertos han alertado de la gravedad de este riesgo. Tanto los profesionales como las autoridades fitosanitarias han sido prevenidos reiteradamente.
Desafortunadamente, en el año 2000, el Ministerio de Agricultura modificó la orden de 1996 y volvió a autorizar la importación de palmeras de Egipto dando como justificación "los avances en el conocimiento de Rhynchophorus ferrugineus y de los tratamientos de control de sus poblaciones". Sin comentarios.
A partir de ese año, se dispararon las importaciones dando lugar a un comercio muy lucrativo.
Las palmeras se podían adquirir en Egipto en gran cantidad y a un precio bastante bajo. La oferta de palmeras de gran tamaño, hasta ahora muy difíciles de encontrar, ha creado en España una verdadera explosión de la demanda tanto por parte de los municipios como en relación con del boom urbanístico que está arrasando la costa española.
Inevitablemente, muchas de las palmeras importadas estaban infestadas por el picudo, tal y como lo demuestra la rápida dispersión de la plaga en España. ¿Cómo estas palmeras no fueron rechazadas durante los controles fitosanitarios en los puertos? Por dos razones muy sencillas: primero era materialmente imposible realizar inspecciones minuciosas de ejemplares de gran porte como estas palmeras que llegaban en número muy elevado; segundo y este punto es más fundamental aún, es técnicamente imposible asegurar que una palmera no esté infestada por el picudo: los huevos son diminutos y las larvas escondidas en el interior del tronco son indetectables. Desafortunadamente, la falta evidente de validez que presentaban las inspecciones fitosanitarias para este tipo de material vegetal y el riesgo considerable que significaba dejar entrar palmeras infestadas por esta plaga han sido ignorados o por lo menos seriamente infravalorados.
Estrategia de lucha
Las pautas de la estrategia para erradicar el picudo son conocidas y han sido aplicadas con éxito en Israel y Omán. Se necesitan medios y aplicar un conjunto de medidas (inspección, detección, tratamientos fitosanitarios, trampeo masivo y de monitoreo) con precisión, rapidez y continuidad.
La rapidez en la aplicación del conjunto de medidas es esencial. Cada día perdido significa más terreno ganado por la plaga y en consecuencia una lucha cada vez más difícil y costosa.
En Elche, en los focos de presencia del picudo, se ha perdido casi un año para colocar trampas de captura masiva, herramienta sin embargo esencial para evitar la dispersión de la plaga. Durante toda la primavera pasada, época durante la cual se sabe que el picudo va a reanudar su actividad, las actividades de inspección en el campo fueron desafortunadamente fuertemente reducidas. Una falta de continuidad de este tipo conduce a anular gran parte de los esfuerzos conducidos durante la temporada anterior, lo que tiene como consecuencia un despilfarro de dinero y de medios.
Los dos errores anteriores son responsables del fuerte aumento de la detección de palmeras infestadas en el campo de Elche durante el pasado otoño así como de la entrada de la plaga al palmeral histórico. Hemos dejado al picudo ganar terreno lo que justamente hay que evitar a todo precio.
El control del picudo, especialmente en las condiciones de Elche o de las islas Canarias, donde el número de palmeras es muy elevado, necesita también que los servicios administrativamente responsables de los programas de erradicación entiendan y acepten que el apoyo de todos para conseguir este objetivo es indispensable. Comunicar con total transparencia y con mucha fluidez sobre esta plaga, favorecer y coordinar la cooperación entre todos organismos y colectivos que pueden contribuir a la lucha, constituyen elementos claves en el éxito del control de esta plaga. Una de las principales razones que explica el fracaso del control del picudo en muchos países ha sido la infravaloración por las administraciones responsables de la gravedad de la plaga, de los medios a movilizar para conseguir su control y del tiempo necesario para ganar esta batalla. Si estos aspectos hubieran sido bien evaluados, estas administraciones hubieran entendido que era contra-productivo tapar la información y que, al contrario, avisar a todos los implicados y solicitar su colaboración era indispensable.
No hay tampoco ningún deshonor, al contrario, en aceptar la colaboración verdadera de los mejores expertos internacionales de esta plaga gravísima que además han ofrecido inmediatamente su ayuda cuando se les avisó de la llegada del picudo a Elche y a las islas Canarias.
Medida urgente y preliminar
Poner en marcha la estrategia anteriormente descrita, que implica un esfuerzo importante, costoso y continuo durante varios años, no tiene ningún sentido si puede ser de un día a otro anulado por causa de nuevas introducciones de palmeras infestadas.
Pues hoy en España la entrada y circulación de palmeras que presentan un alto riesgo de estar infestadas por el picudo están autorizadas. Sólo en las islas Canarias y sólo desde el principio de 2006 está prohibida la importación de palmeras.
Además en ninguna comunidad, Canarias incluidas, está prohibida la circulación de palmeras provenientes de lugares donde se haya detectado el picudo. Se prohibió en la Comunidad Valenciana en febrero 2004, pero menos de dos años después se volvió a autorizar sin ninguna justificación. Y lo que es peor, se acompañó esta nueva autorización de una exigencia de tratamiento insecticida y de inspección previos que no ofrecían ninguna garantía sobre la ausencia de la plaga en estas palmeras. Los expertos internacionales del picudo, que habían sido invitados por la propia Consellería de Agricultura de Valencia para dar su opinión sobre la estrategia de lucha a adoptar, hicieron saber este hecho oficial y solemnemente a la Dirección de Agricultura de Valencia y a la de Madrid. Fue en vano.
Hoy en día en España, cuando se descubren nuevas palmeras infestadas cada día, cuando las administraciones gastan mucho dinero para intentar erradicar el picudo, cuando dos patrimonios están directamente amenazados, se siguen importando de manera masiva palmeras de Egipto y además, se contribuye a la dispersión de la plaga autorizando la circulación de palmeras originarias de los focos.
En la costa de Granada y de Málaga donde la administración ha movilizado desde 1996 medios importantes y costosos para erradicar el picudo, el propio Delegado de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía ha reconocido hace poco la existencia de una explosión gravísima del picudo y ha admitido que era consecutiva a nuevas introducciones de palmeras infestadas.
Se ha privilegiado hasta ahora el interés de un sector profesional, en detrimento del interés público, como lo demuestra la situación catastrófica actual. Si se quiere evitar un desastre absoluto y si se quiere de verdad controlar esta plaga, hace falta de manera urgente adoptar otra estrategia de lucha y especialmente poner fin a las importaciones de palmeras de Egipto y a los movimientos de palmeras de los lugares donde se ha encontrado el picudo.
En relación con la prohibición de las importaciones, la medida debe ser europea. Por falta de convicción sobre la gravedad de la plaga y por el hecho de que las autoridades fitosanitarias españolas ellas mismas autorizan el movimiento de palmeras de zonas infestadas, los intentos de conseguir esta prohibición en el ámbito europeo no podían tener éxito.
No fue como se dice a veces por culpa de la Comisión europea o porque una tal disposición iba en contra de la libre circulación del comercio internacional.
La ley de sanidad vegetal europea prevé claramente esta posibilidad cuando existe un riesgo económico y medioambiental serio.
El picudo causa graves daños en el sur de Italia. Está presente en Grecia. Fue oficialmente declarado en Francia hace pocos meses. Si no se para ahora su extensión, lo que significa en primer lugar poner fin al movimiento de palmeras desde los focos de picudo, las consecuencias van a ser desastrosas para toda la costa del sur de Europa, en muchas de cuyas ciudades la palmera es un signo de identidad y que son visitadas por muchos habitantes del Norte de Europa atraídos por el llamado exótico de estas plantas.
Hay que solicitar firmemente y en urgencia esta medida. No se puede dejar al picudo ganar más terreno.
Conclusión
Desde que llegó este insecto, se ha dicho en muchas ocasiones que no teníamos otra opción que convivir con él porque no había manera de erradicarlo, lo único que se podía conseguir era controlarlo.
Está claro que con la estrategia fitosanitaria adoptada hasta ahora, no sólo no se puede erradicar ni controlar sino que se contribuye a su dispersión.
La impotencia proclamada frente a esta plaga es una forma de dimisión y/o de compromiso para satisfacer el interés a corto plazo de unos en detrimento del interés general. En Israel, desde 2002 y después de 2 años de lucha bien hecha, no ha muerto ni una palmera por la culpa del picudo. Eso es controlar el picudo. En Europa, si no se pone en marcha, de manera muy urgente, un cambio radical de política, convivir con el picudo va a significar en realidad aceptar la desaparición lenta pero cada vez más irreversible de las palmeras de Elche, de las islas Canarias, de todas las ciudades de la costa mediterránea.