Dos centros públicos valencianos, el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP) y el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), mostraron el pasado martes día 17 de octubre los ensayos que realizan con variedades modificadas genéticamente (MG) de hortalizas y frutales, tales como cítricos, tomate, pepino, sandía y melocotón, entre otros, destinadas a mejorar su calidad de cara al consumidor, protegerlos contra las plagas que los asolan y tratar de que España mantenga una posición competitiva en el mercado mundial de estos productos.
Durante la visita, el doctor José Pío Beltrán, responsable del IBMCP, aseguró que los alimentos transgénicos "son los más seguros de la historia de la humanidad" debido a los controles que deben superar, y señaló que cerca del 40% de los alimentos del mercado "se producen vía transgénesis", como por ejemplo, el yogur.
Explicó que en su instituto desarrollan variedades transgénicas de plantas de arroz "Bomba" para que sean de menor tamaño, con el objetivo de que "no se echen a perder" por el azote del viento. Mostró cultivos "in vitro" y en invernadero de tomate, melón, sandía, pepino y geranios transgénicos.
Beltrán señaló que en este centro aplican la ingeniería genética para mejorar las carencias de sabor, aroma, color y excesiva presencia de semillas en los tomates. Así, han desarrollado los llamados tomates azules, destinados a fines terapéuticos como la fabricación de vacunas, y cuya pigmentación azul sirve para distinguirlos de los tomates destinados al consumo. Otra aplicación biotecnológica desarrollada en el IBMCP es la obtención de biocombustibles a través de la Pawlonia transgénica, una planta de rápido crecimiento capaz de producir gran cantidad de biomasa.
En cuanto a las plantas ornamentales, explicó sus estudios para modificar la planta del ficus y hacer que adquiera una estructura más compacta. Beltrán añadió que los beneficios que se pueden conseguir mediante la transformación genética de todas estas variedades vegetales "están dirigidos al consumidor" y a la mejora de la producción. Desde el IBMCP lamentan, sin embargo, que "nadie haga ascos" a una insulina transgénica, pero que se pongan trabas a las variedades MG en alimentación. En este sentido, José Pío Beltrán recordó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que, hasta el momento, no se han registrado daños en la salud por la ingesta de productos transgénicos, y alertó del retraso tecnológico de 10 años que se registra en España en esta materia, frente a otros países que exportan a la península sus alimentos transgénicos. Por ello, ve necesario un cambio en la legislación y mayores ayudas económicas por parte de Europa.
Por su parte, los doctores del IVIA Luis Navarro y Leandro Peña explicaron los proyectos que este centro desarrolla con cítricos transgénicos: naranjos dulces, mandarinos, pomelos, limones y limas, y mostraron los invernaderos en los que han plantado las variedades destinadas a la investigación. Dijeron que uno de sus objetivos es la mejora de la calidad de estos productos de cara al consumidor.
De esta forma, destacaron, que han creado frutas sin semillas, tal y como lo exige el mercado. Además, aseguraron que mediante la introducción de genes de floración en las variedades mencionadas se consiguen naranjos que florecen "muy rápidamente", con lo que los mercados podrían suministrar fruta madura durante más tiempo, al reducirse su temporalidad.
Asimismo, sostienen que varios problemas que asolan a estas frutas, tales como las heladas, la sobreexposición al sol, la intrusión salina (un problema típicamente valenciano) y las inundaciones, así como muchas enfermedades, pueden "solventarse mediante la mejora genética". En este sentido, dijeron que el IVIA alberga un banco de germoplasma con 500 variedades de cítricos libres de patógenos. Uno de ellos, el virus de la tristeza, de presencia común en estas plantas, puede ser contrarrestado a base de ingeniería genética.
Luis Navarro y Leandro Peña explicaron también sus investigaciones para lograr plantas de cítricos semi-enanas, con lo que se alcanzaría una mayor densidad de plantación y un manejo más sencillo por parte de los agricultores, que se traduciría en una reducción de los costes. Para terminar, subrayaron la importancia de poder practicar "evaluaciones en campo" de los cítricos MG con los que trabajan.