Sección: Con nombre propio
La Unión Europea realiza periódicamente macroencuestas entre sus ciudadanos sobre temas de interés, son los populares Eurobarómetros, que en el último realizado en 2005 los consumidores europeos centraban su principal preocupación no en las crisis alimentarias sufridas durante los últimos años, sino que en su mayoría, con un 63%, la centraban en los residuos de plaguicidas. Ciertamente los plaguicidas son productos químicos que se aplican a productos comestibles y es normal que generen preocupación en los consumidores. Sin embargo hay otros riesgos en seguridad alimentaria que podrían ser motivo de tanta o mayor preocupación. Una razón más que suficiente para que D. Ramón Coscollá Ramón abordase este tema en su último libro titulado "Cómo disminuir o eliminar los residuos de plaguicidas en frutas, hortalizas y alimentos transformados".
Doctor Ingeniero Agrónomo por la Universidad Politécnica de Valencia, RamónCoscollá Ramón ocupa actualmente el cargo de Jefe de Sección de Nuevas Técnicas del Área de Protección Agroalimentaria en la Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación de la Generalitat Valenciana. Es autor de numerosos trabajos sobre temas de su especialidad en revistas técnicas españolas y extranjeras, así como de varios libros, tanto sobre control de plagas agrícolas como sobre residuos de plaguicidas, y coautor o autor de capítulos en otras obras colectivas.
Su labor profesional se ha centrado, sobre todo, en vid y residuos, ¿cómo se ha desarrollado su trabajo en ambas parcelas?
Empecé a dedicarme a los problemas de plagas y enfermedades de la vid en la provincia de Valencia en 1977. Aunque los trabajos a realizar han abarcado el conjunto de la problemática fitosanitaria de los viñedos valencianos en el marco de la Estación de Avisos (seguimiento de los ciclos biológicos de las principales plagas, alertas y avisos de tratamientos, experiencias con nuevos plaguicidas, nuevas estrategias de lucha o nuevos métodos de control), se han centrado básicamente sobre la plaga más importante de nuestros viñedos: la polilla del racimo de la vid (Lobesia botrana), sobre la que realicé mi tesis doctoral en 1980.
Sobre esta plaga he seguido trabajando en años posteriores, tratando de profundizar tanto en su biología y ecología como sobre todo en su terapéutica, no solo química sino especialmente la que utiliza productos poco agresivos (plaguicidas fisiológicos), feromonas o preparados microbiológicos a base de Bacillus thuringiensis. Fruto de esos trabajos y de una amplia recopilación bibliográfica fue la publicación, en 1997, del libro "La polilla del racimo de la vid" que editó la Generalitat Valenciana.
Estos trabajos los he podido realizar gracias al estímulo e información que supone haber formado parte del Grupo de Trabajo de la OILB (Organización Internacional de Lucha Biológica) "Lutte Integrée en Viticulture", como al Grupo de Trabajo español sobre "Problemas Fitosanitarios de la vid".
Actualmente los trabajos sobre esta plaga los centramos en el estudio y aplicación de métodos de lucha microbiológicos o feromonales (confusión sexual) además de algunos estudios puntuales sobre plagas menos importantes, como por ejemplo los realizados para proponer umbrales de tratamiento para el mosquito verde, etc.
Respecto al otro tema, los residuos de plaguicidas en alimentos, que tanto preocupa a la opinión pública, empecé a trabajar en 1984, a raíz de mi transferencia como funcionario del Ministerio de Agricultura a la Generalitat Valenciana. La actividad desplegada en este campo ha sido considerable.
Por una parte hemos realizado el estudio de las curvas de disipación de los residuos de plaguicidas de mayor uso en cítricos, vid y otros cultivos (en el caso de los cítricos se ha publicado un volumen editado por la Generalitat Valenciana) para ajustar nuestras estrategias de lucha contra plagas evitando problemas de residuos.
Por otra parte, se realiza un seguimiento continuo de la legislación de los diferentes países importadores de nuestros productos para minimizar en nuestras exportaciones los problemas de residuos. Fruto de ello son los boletines de avisos que la Generalitat Valenciana emite cada año sobre límites máximos de residuos (LMRs) en los principales países importadores para los plaguicidas que se recomiendan para el control de las plagas y enfermedades de los cítricos, uva de mesa y algún otro producto.
Como nos dimos cuenta de la falta de una texto básico sobre esta cuestión publicamos en 1993 el libro "Residuos de plaguicidas en alimentos vegetales" (Mundi-Prensa, Madrid), ya agotado.
Otra línea de trabajo, que se inició los primeros años como una prospección para conocer nuestra situación real respecto al contenido en residuos en productos vegetales por muestreo al azar y análisis, se ha convertido, desde 1990 en el plan de vigilancia de residuos de plaguicidas en origen en la Comunidad Valenciana, que se realiza por imperativo legal desde 1995, coordinado con las de otras Comunidades Autónomas a través del MAPA, dentro del plan de vigilancia español, que es incluso auditado por la Unión Europea y se integra en los planes de vigilancia europeos.
Este y otros trabajos sobre residuos se coordinan a nivel estatal a través del Grupo de Trabajo sobre Residuos de Plaguicidas, integrado por técnicos del MAPA y de las Comunidades Autónomas y del que fui coordinador desde su creación en 1985 hasta 2001. En sus reuniones anuales se comentan y actualizan todas las cuestiones sobre este asunto. Quizá el trabajo que más tiempo absorbe actualmente es el servicio que se presta sobre consultas, asesoramiento y recomendaciones a técnicos tanto oficiales, como de cooperativas, agricultores, comercio privado, etc. Sobre este tema, ya que los residuos de plaguicidas son un asunto de candente actualidad y motivo de preocupación de agricultores, técnicos, comerciantes y consumidores.
Dentro de estas labores de asesoramiento tiene una relevancia especial la que prestamos en la elaboración del plan de tratamientos de las clementinas con destino a EE UU para tratar de evitar problemas de residuos en estas exportaciones tan controladas.
Por último, como una forma de evitar problemas de residuos en nuestras producciones es fomentar la Producción Integrada, se ha puesto especial cuidado en la elaboración de las normas técnicas de Producción Integrada en cítricos y uva de mesa en la Comunidad Valenciana para minimizar estos posibles problemas, tanto en el mercado español, como en los de los países de la Unión Europea. Estas ideas se han tratado de dejar bien claras en los cursos que sobre Producción Integrada organiza la Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación, Federación de Cooperativas Agrarias Valencianas, Colegios profesionales u otras instituciones.
No quiero terminar sin decir que todos estos trabajos, tanto en vid, como en residuos, no se hubieran podido realizar sin la estimable participación de los técnicos del Servicio de Sanidad Vegetal Juan Sánchez y Rafael Carbó (ya jubilados), Vicent Badía, Amparo Tarazona, Victoria Beltrán y Pino Baraja, así como la colaboración en los análisis químicos del Laboratorio Agroalimentario de la Generalitat Valenciana (Burjassot), especialmente Miguel Gamón, responsable de la Sección de Residuos, ni tampoco sin el apoyo y medios que han proporcionado los Directores Generales que se han ocupado de estos asuntos, especialmente Gonzalo Casanova y Eduardo Primo.
En el último Eurobarómetro realizado en la Unión Europea, los consumidores centran su preocupación, con un 63% en los residuos de plaguicidas en los alimentos, ¿es realmente un tema para generar esa preocupación?
No deja de ser sorprendente que la mayor preocupación de los consumidores europeos respecto a la seguridad alimentaria sea la presencia de residuos de plaguicidas en frutas, hortalizas y cereales, con un 63% de los encuestados que les preocupa esta cuestión. Ciertamente los plaguicidas son productos químicos tóxicos que se aplican a productos comestibles y es normal que generen preocupación en los consumidores. Aunque debe ser motivo de preocupación, no creemos que deba ser motivo de alarma, hablando en términos generales.
Sin embargo creemos que hay otros riesgos en seguridad alimentaria que podrían ser motivo de tanta o mayor preocupación. De todas formas, en la misma encuesta esa preocupación por los residuos de plaguicidas es seguida muy de cerca por las debidas a la gripe aviaria, residuos de productos veterinarios en carnes y falta de condiciones higiénicas en el manejo de alimentos que preocupan a un 62% de los encuestados.
¿Cuál es el nivel actual de residuos de plaguicidas en los alimentos que consumimos?
Aunque los resultados de los planes de vigilancia no son completos, pues no se analizan los residuos de todos los posibles plaguicidas, variando el número y tipo de plaguicidas determinados según laboratorios, con los datos medios de estos últimos años, a nivel europeo, el porcentaje de muestras de productos vegetales con residuos ha oscilado entre el 41% y 47%. Sin embargo el porcentaje de muestras que ha superado los límites máximos de residuos (LMRs) fijados en la legislación ha oscilado entre el 3,9% y 5,5%.
Es decir la situación, desde el punto de vista legal no es perfecta, pues el porcentaje de casos violativos de la legalidad debería ser 0%, pero tampoco es catastrófica, ya que estos casos se dan en proporción baja. De todas formas, el hecho de que en el análisis de una muestra se supere el LMR no quiere decir que dicho producto vaya a ser necesariamente tóxico para el consumidor. Los LMRs se fijan teniendo en cuenta no solo parámetros toxicológicos, sino también parámetros agronómicos fijados en la homologación del plaguicida (dosis de plaguicida, plazo de espera desde el tratamiento hasta la recolección, etc.).
Si se supera el LMR indica que el plaguicida no se ha utilizado adecuadamente en campo o en postrecolección y que podría suponer un riesgo toxicológico, pero solo si se supera en su ingesta por el consumidor determinados parámetros toxicológicos (dosis aguda de referencia en un día o ingestión diaria admisible a largo plazo).
En breve va a publicar un nuevo libro titulado "Cómo disminuir o eliminar los residuos de plaguicidas en frutas, hortalizas y alimentos transformados", ¿cuál es el objetivo del mismo?
El objetivo básico del mismo es dar a conocer a los consumidores de alimentos como pueden reducir el contenido en residuos de los alimentos que ingieren por sencillos tratamientos domésticos (lavado, pelado, cocción, etc), así como qué sucede con los residuos de plaguicidas en alimentos transformados (zumos de frutas, vinos, aceites, conservas, pan, etc.).
Para tener una visión más amplia de la cuestión y contextualizar el tema central especialmente para las personas que no sean muy conocedoras de los plaguicidas, se ha considerado conveniente ampliar su contenido aclarando conceptos básicos respecto a los plaguicidas químicos, su peligrosidad y uso, así como la situación actual de nuestros alimentos respecto a su contenido en residuos. En definitiva lo que pretendemos es ayudar al lector a que pueda formar sus propios criterios, basándose en datos técnicos, sobre un tema que tanto preocupa a la opinión pública como son los residuos de plaguicidas, así como a tomar las decisiones que considere más adecuadas en su alimentación y, sobre todo, a reducir su ingesta en residuos de plaguicidas.
¿Qué estructura narrativa ha utilizado en esta nueva obra para abordar el tema de cómo disminuir o eliminar los residuos de plaguicidas?
La estructura narrativa utilizada ha sido la de preguntas y respuestas breves. Consideramos que es una forma sencilla, clara y de fácil lectura. Las preguntas se han agrupado por temas, para que sea fácil localizar, cuando interese, conocer la respuesta a una cuestión determinada.
Se ha tratado de responder, en la medida de lo posible a las cuestiones que más frecuentemente se plantean en conferencias, charlas o coloquios sobre residuos de plaguicidas, así como a aquellas otras que hemos considerado de interés general.
¿Se puede afirmar que son los residuos de plaguicidas la principal causa que afecta a la seguridad de nuestros alimentos?
Aunque los residuos de plaguicidas, que no lo olvidemos, son sustancias químicas sintéticas tóxicas, pueden afectar a la seguridad alimentaria, y nos debe preocupar y ser objeto de vigilancia y control, no son la única ni, posiblemente, la principal causa que puede afectar a la seguridad alimentaria.
No hay que olvidar la contaminación microbiológica de los alimentos o la química por otras causas (contaminantes ambientales, etc.), por toxinas naturales (micotoxinas, etc.) o incluso los problemas de sobrealimentación o dietas desequilibradas, exceso de grasas animales, etc. Para que nos hagamos una idea de su importancia cuantitativa, del conjunto de alertas y notificaciones emitidas por el sistema de alerta rápida (RASFF) de la Unión Europea durante 2002, 2003 y 2004 solo una baja proporción de las mismas (11,4%, 2,8% y 2,0% respectivamente) fueron debidas a residuos de plaguicidas. Predominaron las microbiológicas (16-31%), micotoxinas (7-44%), otras contaminaciones químicas (11-39%), medicamentos veterinarios (5-33%) y en menor proporción metales pesados, cuerpos extraños y otras.
En el año 2005 las alertas/not. Informativas debidas a residuos de plaguicidas representaron solo un 2,2% del total, predominando las debidas a micotoxinas o a contaminación microbiológica.
Ya en 1994 la FDA (Food and Drug Administration) norteamericana, respecto a la seguridad alimentaria consideraba los residuos de plaguicidas su 5ª prioridad tras: 1) contaminación microbiológica, 2) desequilibrios nutricionales (dietas desequilibradas), 3) contaminantes ambientales y 4) toxinas naturales.
Es decir que, aunque en la seguridad alimentaria no pueden ignorarse los riesgos debidos a los residuos de plaguicidas, deben éstos ser considerados ponderándolos en su implicación en el conjunto de la seguridad alimentaria.
¿Quiénes son los encargados en nuestro país de realizar una vigilancia y control de residuos?
Para los productos importados de terceros países estos controles deben realizarlos órganos de la Administración del Estado (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y Ministerio de Sanidad y Consumo), mientras que para los otros productos, que son la mayoría, de estos seguimientos y controles se encargan las Comunidades Autónomas.
Las Comunidades Autónomas realizan anualmente planes de vigilancia, tanto en origen es decir para productos propios en los almacenes de confección donde se lleva el producto del campo (normalmente lo realizan las Consejerías de Agricultura) como en mercado para productos en general (normalmente realizado por las Consejerías de Sanidad).
Por otra parte, a nivel estatal estos planes son coordinados por los respectivos Ministerios. Anualmente se elabora un informe de resultados que se remite a la Unión Europea y es objeto de publicación.
Con independencia de estos controles que realizan las Administraciones Públicas, también son realizados, en algunos casos, controles privados por productores, cooperativas, exportadores, importadores, grandes cadenas comerciales, asociaciones de consumidores, etc.
¿Cómo está en la actualidad la armonización de los Límites Máximos de Residuos en Europa?
Un serio inconveniente al comercio de productos vegetales son las diferencias de LMRs para un mismo plaguicida entre diferentes Estados. La Unión Europea viene tratando de armonizar los LMRs en su ámbito territorial desde hace muchos años, nada menos que desde 1976 (Directiva 76/895/CEE) antes de la incorporación española. Pero el proceso armonizador ha sido muy lento. Aunque se le trató de impulsar a raíz del mercado único al inicio de la década de los noventa (Dir. 86/363/CEE para cereales y Dir. 90/642/CEE para frutas y hortalizas) y se han publicado numerosas directivas armonizadoras, lo cierto es que en el momento actual solo se han armonizado los LMRs de aproximadamente la mitad de los plaguicidas que tenemos en el mercado.
Sin embargo la publicación el pasado año del Reglamento 396/2005 sí puede suponer en un futuro muy próximo la armonización de todos los LMRs en los países de la Unión Europea.
Aunque ese Reglamento, que entró en vigor en abril de 2005 preveía que se armonizaran los LMRs transcurrido un año de su entrada en vigor y se aplicaran transcurridos 6 meses más, estos plazos no se están cumpliendo, es decir, habrán demoras en su aplicación, es previsible que en un futuro no lejano, tengamos todos los LMRs armonizados a nivel de la Unión Europea. Sin embargo, van a seguir existiendo discrepancias aún con terceros países que habrá que tener en cuenta cuando se exporten a los mismos productos vegetales.