Sección: 27as jornadas de productos fitosanitarios
Abstract: Existe una preocupación permanente en los ciudadanos sobre el uso que se está dando a los productos fitosanitarios en el medio agrario y los riesgos que entraña el deficiente manejo de éstos, para la salud del consumidor, para el medio ambiente e incluso para los trabajadores o vecinos de las explotaciones agrarias. Sin embargo, son las crisis sanitarias y alimentarias en los sectores agrarios las que ponen en primera línea de debate los temas referentes a la seguridad alimentaria y a la idoneidad el modelo agrario actual.
No hace falta remontarse demasiado en el tiempo. Este verano, sin ir más lejos, hemos visto en diversos medios de comunicación, por ejemplo, como poblaciones cordobesas tomaban medidas drásticas de prohibición del consumo del agua de distribución por contaminación con fitosanitarios y la gente sentía alarma ante las consecuencias que pudiera tener tal episodio. Sin embargo, los residuos de fitosanitarios son un problema recurrente en las aguas continentales de nuestro país, como han puesto de manifiesto diversos estudios publicados por nuestra organización. El más reciente, publicado en Compra Maestra nº 265 de noviembre 2002 revelaba varios problemas de triazinas en 9 localidades, en 6 de las cuales se superaban los niveles máximos permitidos por la normativa vigente.
El modelo agrario actual es insostenible
Los alimentos no pueden ser producidos y comercializados eternamente atendiendo de manera exclusiva a la cuenta de resultados económicos. La salud y la conservación de los recursos ambientales están comprometidas si no evolucionamos hacia la correcta gestión de los procesos de producción alimentaria.
Y esta gestión debe hacerse de forma que se conjuguen la productividad con el respeto al medio ambiente y la obtención de alimentos de calidad.
Entre las prácticas agrarias que comprometen la seguridad del alimento y contribuyen al deterioro del medio ambiente destaca el uso de los fitosanitarios.
Si queremos mantener los niveles actuales de productividad agraria necesitamos la intervención de estos agentes químicos porque son capaces de triplicar el rendimiento de las cosechas, pero quizás sea el momento de plantearse si necesitamos mantener estos niveles de producción o, al menos, si necesitamos ese ritmo frenético para todos los cultivos. Sirva como detalle la cantidad de productos agrícolas excedentarios en nuestros mercados.
En nuestro entorno, el modelo que mantenemos de forma generalizada es el descrito o intensivo aunque somos grandes productores de cultivos ecológicos que son capaces de sacar al mercado productos de calidad sin apenas agentes químicos. Sin embargo, cada año se venden más fitosanitarios y esto se debe a un aumento de demanda por parte de los agricultores que desarrollan cultivos intensivos. Por lo tanto, no parece que la tendencia en la práctica vaya hacia la sostenibilidad, aunque en teoría nos parezca tan lógica.
Medidas para garantizar la seguridad alimentaria
Partiendo de la base de que actualmente sería muy difícil prescindir por completo del uso de pesticidas, debemos al menos plantearnos cómo garantizar la protección de los ciudadanos. Actualmente se reconoce que la contaminación de alimentos por residuos de estos agentes químicos es una realidad: no suelen ocasionar problemas masivos ni agudos, pero existen exposiciones excesivas puntuales que deben minimizarse.
Para evitar esta ingesta involuntaria de cantidades excesivas de estos agentes químicos es necesario generalizar:
- La aplicación de medidas de prevención o tratamientos biológicos que minimicen la necesidad de agentes químicos: el pesticidamás seguro es el que no se tiene que aplicar.
Algunas medidas eficaces al respecto comprenderían la destrucción la vegetación espontánea que pudiera ser foco de contaminación, el empleo de B. thuringuiensis o productos que no dejen residuos. También sería una medida intermedia el aplicar tratamientos invernales que reducen considerablemente la necesidad de tratamientos en plena floración o cosecha.
- Utilización de fitosanitarios con garantías
Estamos hablando de productos cuyo uso deficiente pueden poner en peligro el entorno y la salud de la población y las consecuencias pueden permanecer durante años, por lo tanto no es una exageración pedir que el manejo se haga siempre con el máximo rigor y control.
Idealmente se necesitaría un diagnóstico y un tratamiento por parte de un profesional que estime el producto más apropiado para la plaga que se quiera combatir, la dosis y el momento de aplicación, es decir, una especia de prescripción o receta. Es quizás una forma drástica de control pero acabaría con errores graves que suceden actualmente, caso de sobredosificicaciones "para asegurarse", aplicación de tratamientos en momentos no adecuados para ser efectivos, creación de resistencias,?
- Formación de los agricultores
La formación de los manipuladores es un aspecto crucial para mejorar la seguridad en el manejo de los fitosanitarios. Es una medida fácil de implantar y con efectos inmediatos: un agricultor concienciado buscará asesoramiento e información antes de aplicar estos productos, es decir, conseguiremos de forma indirecta el paso anteriormente descrito.
Según la legislación vigente, toda persona que trabaje con productos fitosanitarios debe obligatoriamente superar un curso específico después del que recibe una acreditación que le autoriza el manejo de este tipo de productos.
¿Cuántas veces se pide esta acreditación cuando llega un agricultor a las comerciales agrarias en busca de remedios a sus problemas? ¿Se sabe cuál es el porcentaje de agricultores que cumplen este criterio tan importante y si tienen actualizados los conocimientos? ¿Quién valida si la formación es de calidad?.
- Respeto de los plazos de seguridad
Si el agricultor tiene los conocimientos pertinentes o el asesoramiento de un profesional no habrá problema en este aspecto, porque nadie quiere poner en el mercado algo que genere un daño al cliente. Pero el desconocimiento y la concepción del sector agrario únicamente en torno a la rentabilidad hace que lleguen al mercado de forma recurrente alimentos con niveles superiores a los límites de seguridad marcados.
La formación y concienciación de los profesionales debe ser una labor constante e importante para prevenir los problemas del uso inadecuado de los fitosanitarios y desde OCU creemos que actualmente no se dedican esfuerzos suficientes o no son suficientemente eficaces.
- Establecimiento de un sistema eficaz y riguroso de los productos que llegan al mercado
Para los casos en los que se superan las dos primeras barreras citadas anteriormente, garantías de aplicación y respeto de plazos de seguridad, debe existir un tercer filtro que impida la entrada en el mercado de productos contaminados con pesticidas. Nos referimos al control de producto comercial: frutas, verduras, agua, carne,?
Sobre el papel existe un programa de vigilancia a nivel europeo en el que España participa, pero se revela insuficiente para garantizar la calidad de los productos del mercado y del que apenas trascienden acciones a posteriori.
Decimos que es insuficiente, entre otras cosas, porque sólo se hacen análisis de ciertas combinaciones producto-fitosanitario; no siempre se analizan de forma continua los mismos productos con lo que no se puede evaluar la evolución del sistema de vigilancia y los estudios se hacen únicamente en origen cuando algún fitosanitario se aplica en la fase de distribución; además todos los años aparecen positivos en el informe oficial y siempre que desde nuestra organización hemos hecho encuestas en puntos de venta hemos encontrado muestras contaminadas.
No basta con hacer estadísticas numéricas ni informes para la Comisión Europea porque estamos poniendo en juego el medio ambiente y la salud.
El control debería ser realizado:
- Por una entidad nacional coordinadora, especializada e independiente,
- En el punto de venta que es como lo adquiere el usuario o posible perjudicado,
- Abarcando tanto productos tradicionales como los etiquetados como ecológicos o verdes, dado que existe un movimiento cada vez más fuerte hacia estos "nuevos" productos y pudieran aparecer diferenciaciones artificiales, lo cual supondría un fraude para el consumidor,
- Usando los medios existentes en las comunidades autónomas, pero debería ser capaz de actuar ágilmente cuando se detecten partidas contaminadas, procurando encontrar el origen y las partidas afectadas, para poder poner en marcha la alerta y retirada de producto correspondiente,
- Sancionando a quienes actúan de forma tan irresponsable.
- También es necesario ampliar el abanico de estudios y hacer encuestas en profundidad que permitan conocer el grado de impacto que tienen estas sustancias para la salud, es decir, estudios de dieta completos y no sólo de alimentos concretos. Es una labor necesaria para conocer el riesgo real que suponen los residuos en la población. Para poder utilizar el dato sería necesario abarcar todo el territorio nacional, para un amplio espectro de productos y actualizarlo de forma periódica y hasta ahora sólo existen algunos intentos puntuales y en zonas muy concretas del territorio.
El organismo encargado de las autorizaciones debiera así mismo aplicar la retirada efectiva de forma rápida de los plaguicidas que generen problemas, autorizando únicamente la permanencia en el mercado de las alternativas más seguras, sin que por ello perdamos efectividad en los tratamientos, es decir, aplicar el principio de precaución con el máximo rigor. Pero esta agilidad solo es posible si existe una perfecta coordinación con la entidad de control y en nuestro caso estos dos departamentos pertenecen a Ministerios diferentes con deficiente comunicación, como puso de manifiesto una inspección de la Oficina Alimentaría y veterinaria en el año 2000.
Existe una Comisión Conjunta de Residuos y una nueva Agencia de Seguridad Alimentaria, pero la opinión pública no conoce sus competencias, sus trabajos ni sus objetivos futuros en el ámbito de los productos fitosanitarios, ¿son realmente operativos? ¿quién se ocupa de qué?, ¿qué relación existe entre ellas?.
- Mejora de la protección legal
Aunque en jornadas pasadas abordamos específicamente el aspecto legal de los fitosanitarios, sigue echándose en falta, y por eso insistimos, en la necesidad de:
* Una armonización de los LMR a nivel europeo: entendemos que es necesario un periodo transitorio para realizar cambios legislativos, pero el mercado europeo es único, los consumidores europeos tenemos los mismos derechos y, sin embargo, tenemos distintos límites de seguridad para algunas combinaciones de alimento-pesticida. Tampoco es razonable que se sigan permitiendo las excepciones a nivel nacional en algunos estados miembros, ¡la seguridad no tiene grados ni excepciones!
* Profundizar en los estudios de toxicidad: a la hora de evaluar las toxicidades se deben tener en cuenta los grupos vulnerables de población (si tratamos de proteger la seguridad hay que verlo desde la perspectiva del más débil para garantizar la inocuidad ante exposición de TODA de la población; actualmente se hace teniendo en cuenta únicamente la ingesta y peso de adultos, pero los bebés también toman las mismas verduras en papillas y sólo tienen niveles más estrictos en los productos comerciales o potitos), así como el efecto combinado y/o sinérgico de varios residuos sobre el organismo y no de forma aislada como se hace por el momento. También es necesario contabilizar todas las fuentes de exposición posibles a estas sustancias porque pueden llegarnos por múltiples vías y se acumulan; así como considerar efectos no clásicos como la alteración endocrina que no se incluye en los test de toxicidad pero que la comunidad científica reconoce como efectos en diversos fitosanitarios ampliamente utilizados (por ejemplo endosulfán).
* Se deben exigir los mismos criterios y valores a los productos sean importados, para exportación o de producción y consumo europeo. Los criterios de seguridad no entienden de fronteras y las consecuencias para el consumidor a largo plazo son las mismas lo consuma donde lo consuma.
- Y a nivel informativo?
Existe una deficiencia clara de información, tanto del profesional que emplea estos agentes químicos, como de las medidas que se toman para vigilar y garantizar la calidad de los alimentos respecto a los residuos de los mismos.
También echamos en falta transparencia en la comunicación de resultados de la vigilancia de residuos.
Sirvan como ejemplo:
* La ausencia a nivel nacional de puntos de información accesible para conocer cuáles son los organismos dedicados a la protección de la seguridad en el uso de los fitosanitarios y las funciones de los mismos, las investigaciones llevadas a cabo y/o los resultados encontrados; tampoco disponemos de datos de consumo comparables entre distintas áreas geográficas, grupos de población, personas con distintos hábitos,?. Debieran publicarse informes periódicos para conocer la situación y el avance de los planes puestos en marcha.
El problema se multiplica a nivel europeo porque cada estado miembro manda el resultado de sus controles en sus formatos y esto hace que sean difícilmente comparables.
* No se conocen los planes o políticas que ha establecido la Administración para reducir la presencia de residuos de fitosanitarios que llegan hasta los productos finales o al medio ambiente, ni los objetivos que hemos cumplido durante los años que llevamos trabajando sobre el tema.
* Por último queda mucho que aprender de la gestión que se hace de las crisis alimentarias, no sólo las que están relacionadas con fitosanitarios. Estas situaciones esporádicas deben gestionarse de forma madura, para lo cual es imprescindible que exista una transparencia informativa, dar la palabra a los científicos e implicarse políticamente en las soluciones propuestas por estos expertos.
Sólo desde la coherencia, la información y desde el diálogo adulto con los consumidores, se podrá evitar que se genere una situación de alarma social desproporcionada en un episodio de crisis alimentaria.