Sección: 27as jornadas de productos fitosanitarios
En el número especial de septiembre de 1994 conmemorando su centenario, la revista Farm Chemicals International publicaba una encuesta en la que el herbicida Roundup* aparecía entre los 10 principales productos que han cambiado la agricultura.
Diez años más tarde, seguro que la importancia de este herbicida sigue siendo igual o superior, pues su empleo se ha triplicado desde entonces (Monsanto 2001 Annual Report), especialmente en países como Argentina, Brasil, Canadá o Estados Unidos, en los que se han comercializado con excelente aceptación variedades de cultivos tolerantes a su materia activa.
Una parte importante de este éxito corresponde a las favorables características de su materia activa, como la baja toxicidad y su inactivación en contacto con el suelo, pero en esta revisión queremos recordar los avances debidos a la innovación de muchos técnicos que han trabajado con Monsanto para mejorar su aplicación, y algunos aspectos en los que hay que seguir insistiendo para permitir un empleo sin problemas en el futuro.
Optimización de dosis
Las primeras etiquetas autorizadas por el Servicio de Defensa Contra Plagas e Inspección Fitopatológica (Ministerio de Agricultura) para Roundup* (36% p/v de glifosato) el 30 de julio de 1974 recomendaban su empleo a dosis de 3 a 12 l/ha, dependiendo de las malas hierbas a destruir.
Gracias a un amplio programa de ensayos en diferentes cultivos se consiguieron rebajar las dosis de aplicación contra hierbas anuales a dosis mínimas de 1,5 l/ha (Ampliación de Registro el 23 de mayo de 1979), llegando posteriormente a 0,75-1,5 l/ha cuando las infestantes fueran gramíneas en estado de crecimiento precoz (Modificación de inscripción del 29 de junio de 1989).
En esta fase de desarrollo del producto, el crecimiento de su empleo en nuestro país dependía en gran medida de la autorización de tratamientos con dosis más económicas, tanto para el control de malezas anuales como perennes.
También colaboramos con científicos de organismos públicos (MESA GARCÍA Y GARCÍA TORRES, 1982) para la autorización, el 29 de enero de 1983, de su empleocontra jopo, especie parásita de las habas, a dosis de tan sólo 0,15-0,3 l/ha.
Mejora de equipos de aplicación
La optimización de las dosis de aplicación y la amplia aceptación de las aplicaciones de Roundup* habrían sido mucho más difíciles sin mejorar los equipos disponibles para la aplicación del producto. Por una parte, hubo que adaptar equipos existentes, bajando las presiones de aplicación (y con ello el riesgo de fitotoxicidad para el cultivo) y reduciendo el volumen de caldo aplicado (aumentando con ello la absorción de la materia activa). Los cambios no fueron fáciles, pues muchos agricultores entendían que los altos volúmenes y presiones eran necesarios para una buena eficacia, pero los resultados mejoraban la eficacia del tratamiento y también su eficiencia, pues los pulverizadores podían cubrir más superficie con la misma carga de agua.
La innovación no terminó aquí, pues las mejoras en eficacia y eficiencia con bajos volúmenes de caldo nos animaron a desarrollar aplicaciones con equipos que eran prácticamente nuevos en la aplicación de herbicidas; nos referimos a los pulverizadores centrífugos con gotas de tamaño controlado y a los aplicadores por contacto con materiales impregnados de producto, sin necesidad de pulverización. Los aplicadores por contacto han despertado cierto interés en praderas y cultivos hortícolas, pero menos del que habría sido deseable en cunetas de carreteras y otras zonas con alto riesgo de erosión. Sin embargo, los pulverizadores centrífugos, inicialmente importados del Reino Unido, fueron pronto adaptados y mejorados por empresas españolas (Geno, Jucos, Pulmic, etc.) ofreciendo pulverizadores circulares o sectoriales de amplia difusión en España y que se han exportado en cantidades importantes a terceros países.
La autorización para la aplicación de Roundup* en este tipo de pulverizadores fue concedida el 2 de febrero de 1982, seguida el 4 de julio de 1984 de la inscripción en el Registro de la formulación Roundup* Ultrabax especialmente diseñada para su aplicación en concentraciones superiores al 5%. Esta formulación fue sustituída por Roundup* Plus el 15 de diciembre de 1992, ampliando la flexibilidad de aplicación a concentraciones superiores al 2%, mientras que el desarrollo de nuevos equipos permitía la aplicación de dosis autorizadas de producto puro, sin necesidad de mezcla previa con agua y con una excelente eficacia (Figura 2).
Mezclas para hacer frente a cambios de flora
Cuando el mismo producto fitosanitario se aplica repetidamente sobre la misma plaga, enfermedad o mala hierba, tarde o temprano se desarrolla una población con mayor tolerancia al fitosanitario. Este hecho no debe interpretarse como un peligro para el medio ambiente, pues es no es más que una prueba de su tenacidad, y el principal problema es para quienes fabrican, distribuyen o aplican el producto.
En el caso de la materia activa de Roundup*, su historial de amplias y repetidas aplicaciones durante los últimos 30 años ha mostrado que el desarrollo de resistencias es más raro que con otros tipos de herbicidas (http://www.weedscience.org/in.asp), pero sí se advirtieron cambios de flora hacia las especies menos sensibles en ciertos cultivos con aplicaciones repetidas a dosis bajas.
Así en agrios, cuando las aplicaciones frecuentes de Roundup* dieron lugar a proliferación de verdolaga (Portulaca), Equisetum y alguna otra especie se recomendaron mezclas con otras materias activas complementarias y el 7 de mayo de 1987 se inscribió en el Registro la formulación Fusta** (18% de glifosato + 18% de MCPA). Con esta formulación, rápidamente adoptada en agrios, se ampliaba el espectro de control ofrecido por las dosis bajas de glifosato a las especies problema antes citadas además de correguela (Convolvulus), con el pequeño inconveniente de una menor traslocación en otras especies perennes.
Pero esta menor traslocación de la materia activa dentro del cultivo podía ser deseable, especialmente en tratamientos para el control de varetas de olivo (VALERA GIL Y GARCÍA TORRES, 1994), y después de la evaluación de los datos correspondientes, esta aplicación en olivar fue específicamente autorizada para Fusta el 14 de mayo de 1990.
Con la mayor frecuencia de sus aplicaciones, derivada de la desaparición de materias activas complementarias, el riesgo de desarrollo de ecotipos resistentes en el futuro será algo mayor, pero puede controlarse identificando pronto los posibles casos de resistencia y asegurando la destrucción de los rodales recalcitrantes por medios químicos o mecánicos autorizados antes de que estas plantas lleguen a producir semillas.
Desarrollo de nuevos sistemas de cultivo; agricultura de conservación
La inclusión de Roundup* y otros herbicidas como parte de la solución al problema ambiental de la erosión hídrica ha sido posible gracias al desarrollo de los sistemas de agricultura de conservación. En ellos se reducen o eliminan las labores, dejando al menos el 30% del suelo cubierto con restos vegetales gracias al control de la vegetación indeseable con tratamientos herbicidas no residuales.
Inicialmente estos sistemas se desarrollaron para reducir la erosión y mejorar el balance hídrico, pero como al evitar la alteración del suelo lo mantiene en condiciones más naturales que con el laboreo, favorece la presencia de lombrices, caza y diversas especies que nidifican sobre el suelo (Figuras 3 y 4).
La agricultura de conservación ha sido estudiada a fondo por destacados investigadores de centros públicos, que han sabido ajustar el manejo del suelo a las exigencias actuales de reducción de erosión y de emisiones de CO2, y merecen un especial reconocimiento todos aquellos que han colaborado en las actividades de la Asociación Española de Agricultura de Conservación (www.aeac-sv.org) y de la Federación Europea de Agricultura de Conservación (www.ecaf.org). Por otra parte, el interés de los agricultores debe seguir creciendo a medida que sube el coste del gasóleo y la mano de obra mientras se estanca el precio de la cebada y otros granos. La frase escrita hace unos meses por el ejemplar agricultor D. Alejandro Tapia, de que un tractor es un equipo tan valioso como 680 Tm de cebada y que consume 145 kg de cebada/hora habrá que modificarla hasta llegar muy cerca de un consumo de 200 kg/hora a la vista del 36% de aumento en el precio del gasóleo durante los primeros 6 meses de 2005.
Una mención especial en la agricultura de conservación son las cubiertas vegetales temporales en olivar, que han sabido aunar reducción de erosión y de escorrentía con rentabilidad del olivar (PASTOR, 1995), con renovado interés en unos años en que la presencia de trazas de herbicidas muy por debajo de los niveles que podrían comprometer la seguridad del agua obliga a un manejo exquisito de sus aplicaciones por parte de los agricultores. Cuando la cubierta vegetal puede persistir durante todo el año sin perjudicar al cultivo. Hay variedades convencionales de Festuca longifolia nana con cierta tolerancia a dosis bajas de Roundup*, que ofrecen nuevas alternativas.
Presentación en formulaciones de alta actividad herbicida o baja peligrosidad
Cuando el éxito del modelo productivo comenzó a cuestionarse en la década de los 80, ciertas opiniones influyentes indicaron que sería conveniente usar cantidades menores de productos fitosanitarios y presentarlos en formulaciones con la menor peligrosidad posible. En un mercado de creciente importancia como era el de Roundup* en esos momentos parecía sensato avanzar hacia estos nuevos objetivos, si bien alcanzarlos simultáneamente parecía tan difícil como llegar a la vez a Cuenca y a Teruel.
Así se desarrollaron formulaciones como STING*** SE (seguida de ROUNDUP* 400 PreSiembra unos años más tarde) con importantes mejoras en la eficiencia de la materia activa (COSTA y otros, 1989, SALTO y otros, 1989) que permitieron su autorización a dosis tan bajas como 0,18 ?0,20 kg/ha de materia activa.
Respecto al objetivo de buscar la menor peligrosidad posible, especialmente relevante ante el favorable perfil ecotoxicológico del glifosato, se encontró posteriormente una combinación exclusiva de surfactantes que permitió la autorización en 1992 sin frases o pictogramas de riesgo en las formulaciones ROUNDUP* PLUS y ROUNDUP* SEC, esta última como granulado soluble con el 42% de riqueza.
La formulación Roundup* Plus fue elegida por su baja peligrosidad para el control de carrizos en el Racó de l?Olla en el Parque Natural de l?Albufera de Valencia, comprobándose su respeto a la biodiversidad frente a una variada población de aves (DIES JAMBRINO Y FERNÁNDEZ-ANERO, 1997).
Reducción en el volumen y peso de envases vacíos
Otra de las preocupaciones crecientes al final del siglo XX fue el manejo de los envases vacíos, hasta el punto de ser considerados como residuo peligroso mientras que no precisaban frases de riesgo cuando se presentaban llenos de una formulación como Roundup* Plus. Para reducir el problema se desarrolló la formulación ROUNDUP TRANSORB**** (granulado soluble con el 68% de glifosato autorizado en septiembre de 2000) y ROUNDUP ENERGY**** (líquido soluble con el 45% p/v de glifosato autorizado en julio de 2003) que además de reducir el volumen de envases vacíos ofrecen una mayor consistencia del efecto herbicida contra especies recalcitrantes como Conyza o en condiciones difíciles (sequía, aguas marginales o lluvia poco tiempo después de la aplicación). (Figura 5).
Mejora en procesos de fabricación y distribución
Muchos agricultores recordarán que en 2005 han podido adquirir un litro de Roundup* a menos de la mitad del precio que pagaban a principios de los 80.
Este coste más asequible del producto, aún más dramático si lo comparamos con la evolución de los índices de precios al consumo, y poco frecuente entre los medios de producción, ha sido posible gracias a una constante mejora en la eficiencia de los procesos de fabricación y distribución, cuyos beneficios han sido compartidos con distribuidores y agricultores.
También el medio ambiente ha salido beneficiado en este proceso, pues siendo la materia activa de Roundup* el primer producto de Monsanto, la mejora en los procesos catalíticos ha permitido reducir la cantidad de subproductos de 83 kg/Tm producida en 1990 se ha pasado a 31 kg/Tm producida en 2003 (MONSANTO, 2005).
Desarrollo de variedades de cultivos tolerantes
La inactivación de la materia activa en contacto con el suelo ha permitido la aplicación de Roundup* en presiembra de los cultivos más variados, y como aplicación dirigida en cultivos leñosos de porte no rastrero. En cultivos herbáceos, sin embargo, su aplicación quedaba restringida a algunos cultivos en líneas que permiten la aplicación dirigida del producto con pantalla localizadora.
Los avances en biotecnología, y el conocimiento del mecanismo de acción del glifosato (bloqueo de la enzima EPSPS) facilitaron la inserción de secuencias codificadoras de enzimas EPSPS de origen microbiano o vegetal -y no bloqueadas por la presencia de glifosato-, en determinadas variedades de soja, colza, maíz, algodón y remolacha, resultando plantas muy tolerantes a la aplicación foliar de este herbicida durante las primeras fases de desarrollo del cultivo. Este avance, con experiencia demostrada durante 10 años en soja y colza, 9 en algodón y 8 en maíz, ha sido ampliamente aceptado por los agricultores y cultivado en más de 50 millones de hectáreas en 2004 (www.isaaa.org). La complejidad de las regulaciones europeas no ha permitido hasta la fecha el uso de esta alternativa para los agricultores españoles, pero los estudios de opinión realizados y las prohibiciones europeas a otros herbicidas actualmente autorizados auguran una importante aceptación en nuestro país, si no se discrimina el disfrute de esta tecnología para mantener la competitividad de las producciones agrarias.
Sí ha sido posible el uso de algunas variedades de Festuca, obtenidas por mejora convencional, que toleran dosis de Roundup* entre 0,5-1,0 l/ha, y que han mostrado ser útiles para el mantenimiento de cubiertas vegetales poco competitivas, que reducen el problema de erosión en viñedos cultivados en pendiente (Figura 6).
Revisiones de acuerdo con la Directiva EC 91/414: Anexos I, II y III
La entrada en vigor de la Directiva EC 91/414 ha supuesto la adopción formal del principio de precaución en la autorización de productos fitosanitarios. Hasta entonces, se permitía la utilización de productos que hubieran superado unas evaluaciones previas mientras no hubiera evidencia de efectos adversos; con las disposiciones emanadas de esta nueva Directiva, es preciso demostrar previamente a la autorización que los efectos adversos para personas o el medio ambiente no se van a producir. El resultado esperado es que solamente los productos de baja peligrosidad para el medio ambiente (anterior Categoría A) podrían ser comercializados en el futuro, por lo que su imagen debería mejorar en consecuencia.
Ante la importancia de su empleo, el glifosato fue seleccionado en el primer grupo de productos para ser revisado a la luz de la Directiva EC 91/414, siendo finalmente inscrito en el anexo I (autorizado como materia activa) en noviembre de 2001, que algunas empresas han podido cumplir con base en los parámetros definidos en el Anexo II de la citada Directiva.
En junio de 2005 terminó el plazo en España para presentar los datos de los productos a base de glifosato con el objeto de su revisión de acuerdo con las exigencias del Anexo III de la Directiva EC 91/414, revisión que debería completarse a mediados de 2006. Aunque quedan muchos meses para finalizar esta compleja revisión, podemos afirmar que ya ha sido superada para algunas formulaciones recientes como Roundup* Energy.
Conveniencia de distintas presentaciones para diferentes usuarios
Puesto que la actividad de Roundup* es debida a la acción del glifosato, es lógico pensar que debería presentarse en una sola formulación, la mejor posible.
Esta aproximación, que tendría muchas ventajas para simplificar la fabricación, almacenamiento y distribución del producto, significaría que el producto único difícilmente podría ser la mejor formulación posible en los múltiples usos y aplicaciones autorizadas para este herbicida; recordamos que las dosis actualmente autorizadas están entre 54 y 4320 g/ha, que pueden estar disueltas en volúmenes de caldo entre 0 y 400 l/ha de agua adicional, y la multitud de cultivos, momentos de aplicación y equipos considerados. Si en los primeros años de uso podía ser suficiente una sola presentación (como lo era en su día el Ford T de color negro), la conveniencia de disponer de diversas formulaciones optimizadas es tan justificable como la variedad de automóviles entre los que puede elegir un ciudadano.
Recomendaciones para mantener la eficacia en el futuro
La recomendación más importante es seguir las recomendaciones de la etiqueta, pues allí podemos encontrar información sobre la mejor forma de usar el producto. Si una formulación se ha desarrollado para hierbas poco desarrolladas ?caso de Sting SE- no es prudente retrasar el tratamiento de hierbas anuales hasta que se conviertan en difíciles de controlar dilapidando la humedad almacenada en el suelo.
Aunque durante los primeros 30 años de empleo el desarrollo involuntario de ecotipos de malezas resistentes a glifosato ha sido poco importante, es previsible que la creciente tendencia en el número de aplicaciones ?derivadas de las crecientes restricciones para otras materias activas- pueden dar lugar a mayor frecuencia de casos en los que se encuentre resistencia a dosis que antes eran eficaces.
La mejor recomendación para el control de rodales de malas hierbas tolerantes a glifosato es su erradicación con otros herbicidas o métodos alternativos antes de que produzcan semillas o sean dispersados sus órganos vegetativos.
Puesto que en la mayoría de las aplicaciones contra malas hierbas anua les se recomiendan las aplicaciones antes de que las plantas adventicias estén muy desarrolladas, hay tiempo suficiente para que los agricultores puedan identificar los rodales recalcitrantes, para luego proceder a su control antes de que se extiendan los biotipos tolerantes.
Recomendaciones para un máximo respeto al medio ambiente
La inactivación de glifosato en contacto con el suelo, que permite su aplicación a pocos centímetros de la capa donde germinan las semillas sensibles del cultivo, es una gran ventaja para que esta materia activa no contamine las aguas subterráneas, pues en España suelen estar más profundas de lo deseable.
La inactivación también ayuda a retener el producto fuera de las aguas superficiales, pero es importante que todos los usuarios sigan escrupulosamente la etiqueta autorizada para cada producto, especialmente en los siguientes aspectos:
- no tratar aguas corrientes con posible uso como agua potable o pre-potable
- evitar la pulverización sobre el suelo de los cauces (aplicar por contacto o no tratar)
- preferencia de empleo para boquillas antideriva, sobre equipos estancos que no goteen producto al pasar sobre zonas sin suelo (hormigón, alquitrán, etc.)
- reducir al mínimo la pulverización (preferencia para aplicaciones por contacto) sobre zonas sin suelo como bordes de carreteras
- recoger los envases vacíos y entregarlos a un sistema integrado de gestión (SIGFITO)
- realizar las operaciones de carga y limpieza de equipos en zonas donde el goteo del producto no vaya a para a un cauce o corriente de agua
- evitar la erosión de suelo tratado hacia los cauces, conservando las terrazas, implantando cubiertas vegetales y respetando la vegetación herbácea en los bordes inferiores de las parcelas en pendiente.
La importancia de estas precauciones es debido a las estrictas tolerancias de la UE para aguas potables (50.000 veces más estrictas que el nivel reconocido como seguro por la Organización Mundial de la Salud), pero afortunadamente, las trazas que hasta el nivel de 0,5 microgramos/l podrían aparecer en aguas prepotables desaparecen fácilmente en los procesos corrientes de potabilización como la cloración, coagulación, ozonización o filtración con carbón activado.
Conclusión
Como se afirmó hace años, nunca ha habido un herbicida como este. Acompañado del esfuerzo de muchos técnicos ha ofrecido beneficios durante 30 años, reduciendo gastos y esfuerzo en las labores del agricultor, y sin que tengamos noticia de daños a las personas o el medio ambiente cuando se han seguido las normas de aplicación recomendadas.
Con la mayor atención a las crecientes exigencias medioambientales, las formulaciones de Roundup* pueden seguir aportando beneficios siguiendo las buenas prácticas agrícolas recomendadas para su aplicación. Podemos conseguirlo, con la colaboración de los técnicos de las empresas fabricantes o distribuidores y de unos agricultores cada vez más profesionalizados, para beneficio de todos.
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