El Consejo Europeo estableció en 1990 las Estrategias Básicas y Directrices Técnicas de la Producción Integrada. En Europa, Andalucía ha sido la primera en cuanto a la preparación de un Reglamento Específico de Producción Integrada en Arroz (Diciembre, 1997). Mediante este Reglamento el arrozal se estructuró en Agrupaciones de Producción Integrada. Cada API cubre alrededor de unas 500 ha, estando asesorada por un Técnico, el cual supervisa las prácticas agronómicas. Los Reglamentos Agronómicos, sobre todo los fitopatológicos, han contribuido a la disminución de la aplicación de pesticidas, principalmente en el caso de los insecticidas.
INTRODUCCIÓN
De las 450.000 ha cultivadas en la Unión Europea casi la mitad corresponden a Italia, cerca de un 23% a España, siendo Portugal, Grecia y Francia, por este orden, los restantes países productores. La superficie arrocera andaluza ronda las 38.000 hectáreas, salvo en los años de restricciones de agua en los que el área sembrada puede disminuir drásticamente. La casi totalidad se encuentra en la provincia de Sevilla, en la comarca de Las Marismas, configurándose como un coto redondo que se extiende a ambos márgenes del río Guadalquivir. Se trata de suelos llanos, arcillosos y salinos, de origen sedimentario.
En Vejer de la Frontera (Cádiz) y otros municipios limítrofes se cultivan unas 2.500 ha, regadas con aguas del pantano de Celemín. Nuestra área de cultivo representa el 35% de la superficie española de este cereal y el 8% de la comunitaria. La superficie bajo Producción Integrada ha crecido desde alrededor del 40% en 1988 hasta la práctica totalidad del área arrocera andaluza en 2003 (AGUILAR, 2004). Podemos definir la Producción Integrada (PI) como un sistema agrario que produce alimentos y otros productos de alta calidad utilizando recursos naturales y regulando los mecanismos para evitar la aplicación excesiva de inputs, asegurando una agricultura sostenible y respetuosa con el medio ambiente (BOLLER et al, 1999). En el Reglamento Andaluz se contemplan prácticas obligatorias, prohibidas y recomendadas (Tabla 1). A continuación vamos a cuantificar, de forma resumida, los tratamientos fitosanitarios empleados en las explotaciones arroceras andaluzas bajo Producción Tradicional o Convencional (PT) frente a las actuales, bajo Producción Integrada (PI), desde el punto de vista fitopatológico (AGUILAR et al, 2004).
Insecticidas
Los insectos y los crustáceos abundan en el arrozal, que también provee un excelente hábitat para las aves acuáticas y algunos roedores. Solo algunas especies atacan a la planta, causándole daños durante determinadas etapas de su desarrollo. Otras son muy beneficiosas, por ejemplo los insectos auxiliares, ya que controlan la excesiva proliferación de las anteriores.
La gran mayoría conviven con el arroz y enriquecen el ecosistema. Los gusanos rojos, los blancos y las "tijeretas", antes del ahijado, y la pudenta, durante el llenado y maduración del grano, pueden provocar serios daños. Algo menos considerables, aunque importantes, son los causados por las orugas defoliadoras (rosquillas), los pulgones, el cangrejo rojo y ciertas especies de aves. El barrenador (Sesamia nonagroides) no precisa tratamientos químicos y Chilo supressalis es prácticamente inexistente en Andalucía (AGUILAR, 2001).
Pudenta (Eusarcoris inconspicuus) (Figura 1)
Con el nombre de pudenta se denominan a las especies Eusarcoris inconspicuus y Eusarcoris perlatus, que atacan con gran intensidad a los arrozales andaluces. Los daños más importantes los provoca al perforar con su estilete la cascarilla, variando según el estado de maduración del grano. Si el ataque se produce en estado lechoso, los granos cosechados serán deformes y de menor peso.
En estado pastoso las deformaciones serán menos perceptibles. Si ocurre en estado de grano duro o maduro, una vez elaborado aparece la mancha típica de grano picado, pequeña lesión o depresión esférica de 0,2-0,3 mm en la que normalmente se desarrollan hongos saprófitos que originan una coloración amarilla o parduzca, con contorno oscuro, observable a simple vista en los granos descascarados.
Esta infección y coloración se desarrolla más intensamente con alta humedad ambiental. Aunque este tipo de lesión no afecta a la producción, sí lo hace al rendimiento industrial, disminuyendo el porcentaje de enteros, y, sobre todo, a su estética, sanidad y calidad, obligando a la separación de los granos picados o a apurar su blanqueo durante el proceso de molinería, con el consiguiente incremento de costes y reducción del rendimiento total. Son estos defectos comerciales los perjuicios más importantes provocados por pudenta.
Lo habitual, desde principios de los años sesenta hasta la aparición de las primeras ATRIAs y APIs, era dar tratamientos colectivos (generalizados) subvencionados en toda la superficie arrocera. Bajo PI la superficie media tratada sólo alcanza el 40-50% de la superficie total con las lógicas oscilaciones anuales debido a la variación de la intensidad de los ataques. Así pues la PI ha traído consigo una disminución muy significativa en el uso de insecticidas contra pudenta.
Larvas de Quironómidos (gusanos rojos y blancos) y Efidridos (Figura 2)
Los gusanos rojos reciben su nombre por el color de sus larvas, existiendo varias especies pertenecientes a los géneros Chironomus y Ortocladius. Las diversas especies de gusanos blancos son del género Cricotopus. Estos dípteros de la familia de los Quironómidos son unos insectos muy comunes en el arrozal. Los daños son causados por las larvas pudiendo ser muy considerables durante el periodo comprendido entre la germinación del grano y el estado fenológico de 3 hojas.
Posteriormente la planta posee suficiente desarrollo para soportar los ataques, de forma que no tienen repercusión económica. Los gusanos rojos, fundamentalmente sus larvas L3 y L4, atacan las raíces de las plántulas, pudiendo llegar a cortarlas. Las larvas de gusano blanco tienen un comportamiento parecido, pudiendo además perforar y devorar el interior del grano, que queda expuesto a la infección de hongos del suelo, imposibilitándose su germinación.
Los tratamientos contra larvas de Quironómidos no son preceptivos, es más, con la introducción de las normas de PI dejan de tratarse muchas parcelas que algunos años suponen la mitad de la superficie arrocera andaluza. En PT la estimación media de la superficie no tratada se encuentra entre el 20-30%. Así pues, en PI los resultados han sido también muy significativos en cuanto al uso de insecticidas contra larvas de Quironómidos. Dado que el ciclo de los Quironómidos y de los Efídridos es parecido, al tratar las larvas de gusanos rojos y blancos eliminamos también las larvas de "tijereta", por lo que es poco frecuente tener que aplicar tratamientos específicos contra ellas.
Rosquillas (Mythimna unipuncta, Spodoptera litoralis) (Figura 3)
En el cultivo de arroz se conoce como rosquilla a la oruga (larva de lepidóptero) de Mythimna unipuncta. Es una plaga característica de los arrozales andaluces y extremeños. Otra oruga, también polífaga, denominada Spodóptera litoralis (rosquilla negra) ataca frecuentemente al arrozal. Los daños causados por la rosquilla son muy característicos. Las orugas devoran las hojas, comenzando a unos 2 ó 3 cm del ápice y continuando hacia abajo, soliendo respetar la nerviación lateral. Si el ataque es leve el área foliar dañada se recupera en pocos días.
En casos extremos la planta queda reducida a simples tocones. En PT la superficie tratada osciló ampliamente debido al carácter variable de la incidencia de esta plaga, según campañas, aunque sin duda el establecimiento de los umbrales de tratamiento y la supervisión en campo de la evolución de la plaga han traído consigo una cierta disminución del porcentaje de superficie tratada en régimen de PI, difícil de cuantificar pero que puede rondar el 5-10%.
Pulgones (Schizaphis graminum, Sitobium avenae, Sipha maydis) (Figura 4)
Los pulgones son insectos Hemípteros de la familia de los Áfidos que suelen parasitar a la mayoría de las especies vegetales. En el arrozal andaluz se presentan esporádicamente y de forma transitoria aunque algunos años es necesario su tratamiento. Están provistos de un largo pico que clavan en las partes verdes de la planta succionando sus jugos. Inyectan una hormona de crecimiento (ácido indolacético) con la saliva, produciendo la desecación y deformación de la zona atacada.
En PT los ataques de áfidos, aún más que los de rosquillas, son muy variables. La PI conlleva una ligera, estimamos no significativa, reducción de los tratamientos contra esta plaga, que por término medio causa escasos daños al arrozal.
Fungicidas (Figura 5)
Pyricularia oryzae es la enfermedad más temida en los arrozales de Las Marismas. La variación anual de sus ataques depende principalmente de las condiciones climáticas aunque las prácticas de cultivo también afectan a la incidencia y severidad de sus daños. Se estiman unas pérdidas medias cercanas al 6- 9% de la producción, aunque con ataques severos en algunas parcelas y parajes pueden ser muy superiores (AGUILAR et al, 2003)
En PI los tratamientos se aplican de acuerdo con la opinión del Técnico y basándose en las condiciones climáticas, principalmente temperatura y humedad relativa del aire. Ello ha mejorado el seguimiento y control de la enfermedad. En nuestra opinión ello no ha traído consigo una disminución significativa de uso de fungicidas.
Todavía se mantiene un cierto talante conservador en las recomendaciones de tratamiento dadas las lagunas de investigación existentes en cuanto al comportamiento del hongo y su forma de control (fisiología de la enfermedad, condiciones climáticas que propician la infección y el desarrollo de la enfermedad, así como la eficacia de los diversos fungicidas y sus métodos de aplicación), de forma que con los avances de la investigación es de esperar una cierta disminución de los tratamientos fungicidas.
Herbicidas (Figura 6)
En general no consideramos que exista una diferencia significativa en la cantidad de herbicidas aplicados en PI con relación a los correspondientes a la PT. Sin embargo el uso obligatorio de semilla certificada (que minimiza la introducción de semillas de malas hierbas), la nivelación (láser) más precisa del terreno (que mejora el riego y control de malezas) y la existencia de una lista de materias activas autorizadas en PI suponen un cierto avance en la utilización de prácticas herbicidas más respetuosas con el medio ambiente.
Conclusiones
Las normas agronómicas, fundamentalmente las fitopatológicas, han supuesto un mejor conocimiento y control de los enemigos de arroz así como una disminución de la aplicación de pesticidas, muy significativa en el caso de insecticidas para controlar plagas importantes en la zona, como Eusarcoris inconspicuus (pudenta) y larvas de Quironómidos y Efídridos (gusanos rojos, blancos y "tijeretas"). Respecto a las restantes plagas, solo estimamos ligeros descensos en el número de tratamientos químicos aplicados, al comparar ambos sistemas de producción, tradicional e integrada. El número de tratamientos fungicidas y herbicidas, por el contrario, no ha disminuido significativamente, aunque se ha mejorado el control de malas hierbas y enfermedades.
BIBLIOGRAFÍA
AGUILAR, M., 2001. Cultivo del arroz en el Sur de España. Caja de Ahorros del Monte. Sevilla.
AGUILAR, M., CASTEJÓN, M., LARA, I., 2003. Resultados del comportamiento de Pyricularia oryzae en la zona arrocera de Las Marismas del Guadalquivir durante los años 2001-2003. Servicio de Publicaciones y Divulgación de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía. Sevilla.
AGUILAR, M., NAVARRO, L., GARCÍA, J. M., 1999-2004. Evaluación del impacto de la Producción Integrada en el arroz de Las Marismas del Guadalquivir. Informes del Convenio suscrito con la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y Montes de la Universidad de Córdoba.
AGUILAR, M., 2004. Integrated rice production in southern of Spain. Comparison between traditional versus integrated rice production in southern Spain. XVth International Plant Protection Congress. China Society of Plant Protection. Beijing, China, May 11-16.
BOLLER, E. F., EL TITI, A., GENDRIER, J. P., AVILLA, J., JORG, E., MALAVOLTA, C., 1999. Integrated production, principles and technical guidelines. 2nd Edition IOBC/WPRS. Bulletin OILB/SROP Vol. 22(4).