Sección: Opinión
Con un intervalo primero de meses, y más tarde con otro de días, hemos pasado de la posibilidad de contar con mayores fondos para la investigación, así como con la eventualidad de comenzar a contar con un fotografía de nuestro campo, a tenernos que olvidar de ello; de otra parte y siguiendo la misma deriva, los fondos para ayudas a los agricultores jóvenes de 8.000.000 de euros han pasado a algo más de 800.000, así sin transición, por el tipo de gestión que conduce la actual Consellería de Agricultura valenciana. Tenemos el pálpito que no habrá sido por causa de los técnicos en la materia que aún hay en dicho centro, pero la realidad es una y punto.
Se nos dirá que no es imprescindible que tal disciplina esté en cuanto a la gestión en manos y mentes de personas conocedoras de la cuestión, porque pruebas existen de que responsables de una cuestión pueden dar con las soluciones válidas para este o aquel sector. Cierto, pero cuando lo que aquí ha sucedido es un ir y venir, un andar y pararse tan repentino, puede deducirse que la gestión no va, que es muy difícil que dichas medidas hayan sido informadas por una mente especializada en el problema, en este caso con la "cuestión" agrícola valenciana.
Y como quiera que alguna cosa debía salir bien, hemos tenido la suerte de que en el IVIA, tenían documentos que dejaban blanco sobre negro que la mandarina tardía AFOURER, al parecer propiedad del actual Rey de Marruecos, no podía ser registrada como tal por existir conocimiento de la misma con anterioridad a la fecha de su presentación a registro. De cualquier modo, ya son varias disputándose ese renglón, el de poder ofrecer a los consumidores mandarinas/clementinas/híbridos para febrero/ marzo y quizá algo de abril. ¿Cuál de ellos dará en la diana?
De momento, la ventaja la tiene la citada más arriba, dado que ya está en el campo con algún tiempo por delante, pero... Es evidente, pues, que existe una gestión política que no acierta, que desconoce el problema. De ahí, esas vueltas haciendo y deshaciendo. Y vayamos a otras cuestiones. De ahora en adelante, ante los nuevos rumbos que fijan las patentes de lo que la Naturaleza nos regala, va a ser necesario crear una política de seguimiento de las nuevas variedades. ¿No es esto excesivo?. Así nos lo parece, si bien, ¿quién puede ponerle puertas al campo?.
Supongamos que aparecen nuevas variedades de "la vareta o de la chapa", cogidas por alguien vaya usted a saber en qué campo. Y que nadie se da cuenta del cómo ni dónde han salido; y añadamos más, han pasado días, meses, años, ¿cuál es el procedimiento?. Y supongamos que esto se da en otro país que a tiempo ha registrado la aparición de una nueva variedad similar a la registrada., ¿cuál es aquí la acción a emprender?. ¿Tiene doctores la actividad citrícola para entender seriamente el problema?. Se nos ocurre pensar que algo tendrá que ver esta nueva "cuestión" con la libertad de comercio tan llevada y traída. Vistas así las cosas, mucha mayor importancia o, al menos, la misma tiene el hecho de que una de esas variedades nacidas por un acto natural sea puesta a punto por los organismos de investigación que lo realizan, pues lo nacido en "bruto", motiva mucho trabajo en los Centros que se ocupan de tal menester.
Razón tenía mi amigo Vicente Lladró, que tiempo atrás valoró al trabajo de los Centros de Investigación Agrícola que hacen que aquello que un arbolito dio a luz lo hacen capaz de convertirse en un magnífico fruto que da resultados económicos substanciales al poseedor del mismo. Con seguridad no llegamos a saber que este encerramiento en compartimentos pueda ser una ventaja personal. Será cuestión de obtener más amplios conocimientos de quienes conocen las Leyes generales para sentar una afirmación. Es lo que haremos.