VID (Enfermedades)
(Los avisos proceden de las distintas Comunidades Autónomas desde las que se emiten, por lo que las fechas de desarrollo de las distintas plagas y enfermedades de las que se informa han de adaptarse a cada realidad autonómica)
ESCORIOSIS (Phomopsis viticola (Sacc.) Sacc.)
Phomopsis viticola (Sacc.) Sacc. es el anamorfo, clasificado dentro del orden de los Sphaeropsidales, de un hongo cuyo teleomorfo, Cryptosporella viticola Shear, pertenece a los Diaporthales y es capaz de provocar una enfermedad en la vid.
En la base de los sarmientos parasitados, generalmente hasta el cuarto entrenudo, aparecen manchas oscuras y longitudinales que terminan por agrietarse. A medida que el sarmiento se va agostando, en lugar de adquirir el color natural del mismo, rojo terroso, se va poniendo blancuzco, pudiendo aparecer también en la superficie del sarmiento punteaduras negras correspondientes a las fructificaciones del hongo. Otro síntoma muy típico de esta enfermedad es la aparición, en la base de los sarmientos, de unas áreas cuadradas de color marrón, distribuidas de tal forma que parecen una tableta de chocolate.
Manchas oscuras y longitudinales en la base de un sarmiento, similares a una tableta de chocolate. Autor del dibujo: © Diego Del Moral Martínez (Del Moral-De la Vega et al., 2007) |
Durante el invierno, el micelio del hongo se encuentra entre las escamas de las yemas y también en forma de estromas que evolucionan a picnidios en los restos de la madera que estuvo enferma en la primavera. Al llegar ésta, las picnosporas maduran y entran en actividad, y cuando las condiciones ambientales son las adecuadas se produce la infección, que también se puede originar por el micelio empaquetado entre las yemas. La aparición de la enfermedad se relaciona con un estado fenológico de la vid muy receptivo a la enfermedad (D) y periodos de 7-10 horas durante los cuales la vegetación está húmeda y la temperatura entre 15 y 18ºC.
Terapéutica:
Es recomendable proteger la vegetación entre los estados fenológicos D (punto verde) y E (hojas extendidas).
OÍDIO (Uncinula necator (Schwein.) Burrill. sin.Erysiphe necator Schwein)
Uncinula necator (Schwein.) Burrill. Esta especie fúngica, perteneciente a los Erysiphales, se desarrolla en la vid, sobre la cual y de forma habitual provoca una enfermedad de consecuencias económicas negativas importantes para los viticultores.
Hoja con manchas irregulares cubiertas de una pulverulencia cenicienta, tanto por el haz como en el envés. Autor del dibujo: © Diego Del Moral Martínez (Del Moral-De la Vega et al., 2007) |
Las hojas afectadas por el hongo presentan áreas más o menos extensas con un polvillo ceniciento por el haz o el envés que desaparece al pasar los dedos sobre el mismo. Los racimos parasitados evidencian, como primer síntoma, igual pulverulencia que las hojas, apreciándose, a medida que crecen los granos, un agrietamiento de los mismos. Las zonas afectadas de los sarmientos manifiestan color atabacado.
El hongo pasa el invierno situado entre las escamas de las yemas en forma de micelio. Cuando brota la vid, suben las temperaturas (>15ºC) y se producen días brumosos, el patógeno entra en actividad y se producen conidias que, dispersadas por el viento, transmiten la enfermedad. Este hongo, al ser externo a los tejidos de la vid a los que parasita, se ve frenado en su desarrollo por las lluvias, que lavan el micelio; por el contrario, se ve muy favorecido por días nublados y húmedos, siendo letal para el mismo las altas temperaturas (>33ºC)
Terapéutica:
Es conveniente proteger la vegetación cuando el vegetal se encuentre en los momentos fenológicos F (racimos visibles), I (plena floración) y cuando los granos tengan el tamaño de un guisante.
MILDIU (Plasmopara vitIcola (Berk et Curtis) Berl et De Toni.)
Plasmopara vitIcola (Berk et Curtis) Berl et De Toni. Esta especie fúngica, perteneciente al orden de los Peronosporales, desarrolla una enfermedad en las plantas de vid cuyas consecuencias negativas pueden ser importantes en las campañas en las que aparece.
Hoja con manchas aceitosas que se aprecian mejor observándolas al trasluz. Autor del dibujo: © Diego Del Moral Martínez (Del Moral-De la Vega et al., 2007) |
Las hojas parasitadas por este hongo tienen, al principio de su manifestación, un aspecto aceitoso por el haz y una pulverulencia por el envés. Si las condiciones son favorables al desarrollo de la enfermedad, la hoja entera adquiere color atabacado, se arruga y se desprende. Los racimos afectados, cuando tienen un desarrollo que va desde la floración y hasta que tienen el tamaño de un guisante, presentan un aspecto pulverulento, como si hubiesen sido rociados con azúcar. Cuando la intensidad de la enfermedad es importante, la cepa queda totalmente arruinada en su cosecha.
El hongo sobrevive en forma de oosporas en las hojas infectadas y caídas al suelo y, como micelio, en las yemas. A comienzos de primavera, si las condiciones ambientales son idóneas para su desarrollo (humedad elevada y temperaturas por encima de 11ºC), las oosporas producen esporangios que a su vez generan zoosporas. Cuando éstas, transportadas por salpicaduras de agua, llegan a las hojas se produce la infección. Con una humedad relativa alta y temperaturas próximas a 20ºC aparecen nuevos esporangios que pueden ser transportadas por el viento a cientos de kilómetros de distancia. Si éstos caen sobre un órgano verde de la vid, con agua líquida sobre el mismo y temperaturas próximas a 23ºC, se producen infecciones secundarias. De esto se deduce que cuando las primaveras comienzan por ser lluviosas aparecen focos primarios sin importancia, pero si al final de las mismas o comienzos del verano se producen tormentas, el peligro de catástrofe es casi seguro.
Terapéutica:
Es muy recomendable proteger la vegetación en los momentos fenológicos H (los botones florales aparecen separados) y J (cuajado). Muchos autores afirman que la aparición de “una” mancha con síntomas en una parcela es un indicador de peligrosidad de esta enfermedad, a partir de cuyo momento es necesario tener protegida la viña para cuando se den condiciones idóneas de infección (productos no sistémicos) o protegerla después de que éstas se hayan producido (productos sistémicos).
ENFERMEDADES FUNGICAS DE LA MADERA
(Copia reducida y adaptada de Maldonado-González, M. M. et al., 2018)
En la actualidad, son numerosos los grupos de investigación que trabajan en diferentes aspectos del patosistema enfermedades fúngicas de la madera de la vid (EMV) y, entre ellos, en el desarrollo de estrategias para su control.
El control de las EMV no es sencillo debido a:
1) el elevado número de hongos patógenos asociados a las distintas patologías. Actualmente, existen 130 especies fúngicas asociadas a las EMV en el mundo, de las cuales más del 50% han mostrado ser patogénicas mediante ensayos ad hoc;
2) la biología y epidemiología de estos patógenos es compleja, algunos hongos se caracterizan por ser habitantes comunes del suelo (enfermedad de Petri, pie negro) mientras que en otros su dispersión se produce preferentemente por esporas a través del viento y del agua de lluvia (enfermedad de Petri, yesca, decaimiento por Botryosphaeria, eutipiosis). Además, algunas de estas enfermedades pueden estar presentes ya en el plantón de vid que se adquiere del vivero;
3) la falta de materias activas autorizadas y eficaces para su aplicación en viveros y para proteger las heridas de poda.
Actualmente, las enfermedades que presentan una mayor incidencia en planta joven en España son la enfermedad de Petri, el pie negro de la vid y el decaimiento por Botryosphaeria. Esta última enfermedad también puede afectar a vides adultas, junto con la yesca y la eutipiosis.
Los síntomas en campo de la enfermedad de Petri y el pie negro son difíciles de distinguir. En los primeros años tras la plantación se observa retraso en la brotación, escaso desarrollo, achaparramiento, entrenudos cortos, clorosis y amarilleamiento. La enfermedad de Petri está causada por hongos pertenecientes al género Phaeoacremonium, y las especies Phaeomoniella chlamydospora y Cadophora luteo-olivacea. Afectan principalmente a la parte basal del patrón, colonizando los tejidos xilemáticos, de modo que al realizar cortes transversales y longitudinales de la madera se aprecian pequeñas punteaduras o estrías necróticas, respectivamente, correspondientes a los vasos afectados por la enfermedad, observándose en ocasiones exudaciones gomosas.
La enfermedad del pie negro se caracteriza por afectar al sistema radicular y a la base del patrón, provocando lesiones necróticas que resultan en una reducción de la masa radicular. Esta enfermedad está causada por especies pertenecientes a los géneros Campylocarpon, Cylindrocladiella, Dactylonectria, Ilyonectria, Neonectria y Thelonectria.
La enfermedad del decaimiento por Botryosphaeria, causada por 26 especies de la familia Botryosphaeriaceae, se caracteriza por producir necrosis sectoriales de la madera de los brazos o del tronco principal de las plantas que causan su desecación y muerte.
La yesca está causada por los hongos Phaeomoniella chlamydospora y Phaeoacremonium spp., y por varios hongos basidiomicetos; el más frecuente es Fomitiporia mediterranea. Esta enfermedad puede presentarse externamente bajo dos formas según su evolución: lenta y rápida o apopléjica. En la primera, las hojas muestran coloraciones en las zonas internerviales, que posteriormente evolucionan a necrosis. La producción se reduce y los racimos incluso llegan a pasificarse prematuramente. Estos síntomas pueden manifestarse de forma crónica en algunas plantas y de forma totalmente errática en otras, de manera que aquéllos se desarrollan un año pero no el siguiente. En la forma apopléjica, que se da sobre todo en verano, se produce la muerte repentina de la planta. Las secciones transversales de los troncos afectados muestran una variedad de síntomas internos de la madera, como estrías necróticas en el xilema, a veces rodeadas por una decoloración de la madera de color rosa a marrón. En estados avanzados de la enfermedad, suele observarse una podredumbre seca y esponjosa de la madera en las zonas centrales del tronco o brazos.
La eutipiosis, causada por el ascomiceto Eutypa lata y otros 23 hongos diatripaceos, se caracteriza por una necrosis sectorial de color marrón oscuro en las secciones transversales de la madera. Las plantas afectadas desarrollan brotes débiles, con entrenudos cortos, hojas más pequeñas algo deformadas, cloróticas y con necrosis generalmente marginal. Los síntomas foliares pueden aparecer de 3 a 8 años después de la infección y variar de un año a otro. Los racimos maduran de manera desigual, son pequeños y, en casos severos, los frutos se pasifican y mueren.
La biología de los hongos de la madera de la vid es compleja. Varios estudios han demostrado que estos hongos pueden vivir de forma endófita en la planta, provocando infecciones asintomáticas hasta que, bajo ciertas condiciones de estrés y manejo del cultivo, modifican su comportamiento dando lugar a la expresión de síntomas. En general, los hongos que causan las enfermedades de Petri y del pie negro de la vid se caracterizan por ser habitantes comunes del suelo. Algunas de estas especies producen estructuras de resistencia que les permiten sobrevivir durante largo tiempo en ausencia de hospedante. En el caso de los hongos que causan el decaimiento por Botryosphaeria y la eutipiosis, su dispersión se produce por esporas a través del viento y del agua de lluvia, medios a través de los cuales también pueden transmitirse las esporas de los hongos que causan la enfermedad de Petri y la yesca. Recientemente, se ha demostrado que las esporas de hongos de la madera también pueden diseminarse a través de insectos.
Respecto a la infección de las plantas, se sabe que los hongos causantes de la enfermedad del pie negro infectan a las vides a través de heridas en las raíces o en la parte basal del patrón que está en contacto con el suelo. En cambio, los hongos causantes del decaimiento por Botryosphaeria, la eutipiosis y la yesca, penetran en las plantas a través de las heridas de poda que se producen en la parte aérea de la planta. Los hongos causantes de la enfermedad de Petri pueden penetrar en la planta tanto a través de las raíces como a través de las heridas de poda.
Los estudios realizados hasta el momento demuestran que las enfermedades pueden estar presentes al inicio del ciclo del cultivo, esto es, en el momento en el que la madera de las plantas madre entra en el ciclo viverístico de la producción de planta. Una vez en el campo, y si las condiciones lo permiten, las enfermedades se manifestarán en etapas tempranas (Petri, pie negro) o quedarán latentes para manifestarse más tarde (yesca, decaimiento por Botryosphaeriaceae, eutipiosis).
El desarrollo de nuevas estrategias de control integrado de las EMV se ha convertido en un tema prioritario para numerosos grupos de investigación en todo el mundo, debido principalmente a las graves pérdidas económicas que estas ocasionan:
Prácticas culturales: poda y conducción.
La poda de la vid durante sus primeros años de vida resulta crucial, ya que determinará en gran medida la morfología y arquitectura futura de la planta y controlará la producción del viñedo. El tipo de poda y conducción de la planta puede tener una gran influencia en la incidencia de las EMV. Parece obvio pensar que, sabiendo que la mayoría de los hongos asociados a las EMV pueden penetrar en la planta a través de las heridas de poda y colonizar el sistema vascular, un sistema de poda en el que se minimicen los cortes provocará una disminución en la incidencia de estos hongos. En Francia, investigadores del Instituto Nacional de Investigación Agronómica (INRA) en Burdeos realizaron un seguimiento durante 10 años en varias parcelas con diferentes sistemas de conducción, y concluyeron que los sistemas con una longitud de brazos mayor exhibían menor afección por hongos asociados a la yesca comparado con sistema de conducción con brazos cortos o sin brazos.
Control biológico.
El interés en el uso de agentes de control biológico para las EMV ha aumentado en los últimos años debido principalmente a la retirada del registro de numerosas materias activas fungicidas. En campo esta opción ha sido relativamente poco estudiada hasta el momento y los resultados obtenidos no han sido consistentes, observándose diferencias de eficacia en función de la naturaleza de los agentes de biocontrol, el patógeno diana e incluso las variedades viníferas objeto de estudio. Sin embargo, en viveros o en condiciones controladas en invernadero, estudios recientes han demostrado el potencial de estos tratamientos contra las EMV. En Italia, investigadores del Centro de Investigación e Innovación de la Fundación Edmund Mach (FEM) observaron que la aplicación de la cepa SC1 del hongo Trichoderma atroviride durante la fase de hidratación en viveros resultó eficaz en una reducción en infección por hongos asociados a la enfermedad de Petri. En Francia, investigadores del INRA en Burdeos demostraron que el oomiceto Pythium oligandrum era capaz de colonizar las raíces de vid y reducir la necrosis vascular causada por Pa. chlamydospora. Además, se estudió la actividad antagonista de diversas bacterias aisladas de la madera de la vid y del hollejo de la uva frente a las especies Neofusicoccum parvum y Pa. chlamydospora. Varias cepas de los géneros Bacillus, Brevibacillus, Enterobacter, Pantoea y Paenibacillus redujeron significativamente la longitud de las lesiones causada por ambos patógenos en material de propagación.
Resistencia de portainjertos y variedades.
La sostenibilidad ambiental de la producción vitícola es una exigencia del consumidor y la legislación cada vez restringe más el uso de fungicidas que se han utilizado tradicionalmente, lo que está aumentando el interés por el uso de variedades, clones y portainjertos más resistentes a las enfermedades. La utilización de cultivares y portainjertos resistentes es un elemento clave para la gestión integrada de las EMV, a las cuales son muy susceptibles los cultivares y portainjertos de mejor adaptación edafoclimática e interés comercial. Diversos estudios han determinado la susceptibilidad varietal a las infecciones naturales por los hongos de la madera de la vid en viñedos. Hasta la fecha, no existe mucha información sobre los mecanismos de defensa de la planta a la infección por hongos de la madera. Investigadores de la Universidad de Riverside en California asociaron un elevado contenido en lignina en la madera de la vid con una mayor tolerancia a la infección por el hongo Eutypa lata. Estos investigadores también concluyeron que el diámetro de los vasos xilemáticos podría ser un elemento clave para explicar la tolerancia a la infección por hongos de la madera. Esto podría ser debido a que este cultivar tiene mayor capacidad de restringir el movimiento de hongos y toxinas por el sistema vascular debido al menor tamaño de los vasos.
Renovación del tronco.
Se trata de un procedimiento simple basado en renovar troncos o brazos afectados por otros, empleando para ello chupones que surgen de las yemas basales. Su éxito depende de la eliminación de toda la madera infectada, incluyendo una porción de 10-20 cm de tejido aparentemente sano más allá de cualquier necrosis visible. La renovación del tronco se ha mostrado eficaz en plantas afectadas por eutipiosis o decaimiento por Botryosphaeria en numerosos ensayos realizados por investigadores del SARDI en Australia. Sin embargo, estudios recientes llevados a cabo por investigadores del Instituto de Biometeorología en Italia y la Universitat Politència de València (UPV) han demostrado que este método podría no ser completamente efectivo para su aplicación en plantas con afección por hongos asociados a la yesca, debido a que frecuentemente las plantas afectadas con esta enfermedad presentan necrosis vascular más allá del injerto, e incluso afectando al portainjerto.
Métodos alternativos.
El suelo de vivero y nuevas plantaciones es una fuente de inóculo de hongos asociados al decaimiento de vid joven, causado por la enfermedad de Petri y el pie negro de la vid. Por ello, la biofumigación con la incorporación en el suelo de material orgánico procedente de plantas de la familia de las Brasicaceas se muestra como una técnica biológica con un gran potencial para reducir el inóculo de estos patógenos del suelo. Su eficacia como desinfectante del suelo es similar a la de los fumigantes químicos convencionales, considerándose una alternativa al uso de éstos en agricultura convencional, también útil en agricultura ecológica. En este sentido, investigadores de la Universidad de Lincoln en Nueva Zelanda y de la Universidad de Charles Sturt en Australia estudiaron el efecto de la siembra de mostaza india (Brassica juncea) en la incidencia del pie negro en condiciones de invernadero y campo. La aplicación de la planta biocida mejoró significativamente el crecimiento y los parámetros de rendimiento de la vid, además de reducir la incidencia de la enfermedad en plantas con suelo infestado artificialmente.
Terapéutica:
- Se deben utilizar plantas que presenten un grosor adecuado y un sistema radicular uniforme, con raíces desarrolladas en toda la base del patrón.
- El suelo donde se efectuará la plantación no debe estar compactado ni anegado, se evitarán riegos excesivos, así como periodos prolongados sin agua, y se realizará una fertilización adecuada sin forzar la producción de la planta en los primeros años tras la plantación.
- Una vez establecida la plantación, el control irá dirigido fundamentalmente a la protección de heridas de poda, ya que éstas constituyen una de las vías principales de entrada para muchos de los patógenos implicados en las enfermedades de la madera de la vid que tienen diseminación aérea. Dada la falta de materias activas fungicidas eficaces y autorizadas para el control de las EMV, el pintado de las heridas de poda con mástic se ha mostrado como una herramienta eficaz para evitar la entrada de hongos de la madera. Como medidas prácticas en el momento de la poda se recomienda reducir el tamaño de los cortes, dejar madera de protección y favorecer la continuidad de flujo de savia en la planta.
- Los restos de poda deberán ser destruidos, ya que son una importante fuente de inóculo de estos patógenos. En un estudio reciente, llevado a cabo por investigadores del Departamento de Patología Vegetal del Instituto de Investigación de la Generalitat de Catalunya (IRTA) en Cabrils, se demostró que los restos de poda pueden albergar inóculo viable de hongos de la madera hasta 42 meses después de la poda.
TRATAMIENTOS QUÍMICOS/BIOLÓGICOS:
Los productos fitosanitarios a aplicar pueden consultarse en el Registro de Productos Fitosanitarios disponible en la web del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente del Gobierno de España (http://www.mapama.gob.es/es/agricultura/temas/sanidad-vegetal/productos-fitosanitarios/registro/productos/conaplipla.asp) siempre teniendo en cuenta el aviso que el propio Organismo Oficial hace constar:
“La información sobre productos fitosanitarios y empresas fabricantes contenida en esta página tiene carácter meramente informativo. La Subdirección General de Sanidad e Higiene Vegetal y Forestal realiza los máximos esfuerzos para evitar cualquier error en los contenidos que pudieran aparecer, pero no garantiza la exactitud ni la puesta al día de la información, ni asume ninguna responsabilidad al respecto.
Para una información actualizada puede contactarse a través del correo electrónico This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.”
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