Citrosol ha diseñado con sus recubrimientos CI-CONTROL una nueva estrategia para minimizar el daño por frío con resultados similares a los obtenidos con la materia activa tiabendazol.
El Chilling Injury o daño por frío ocurre cuando la fruta se mantiene debajo de una temperatura crítica durante su transporte o almacenamiento. Este desorden fisiológico está detrás de muchas de las reclamaciones a destinos lejanos que sufren los exportadores por parte de sus clientes en destino. La sintomatología es un colapso de las células de la piel que afecta a muchos frutos, sobre todo cítricos y fruta de origen tropical y subtropical en frigoconservación o transporte entre 0ºC y 13ºC. Con el tiempo, las partes afectadas adquieren coloraciones de color marrón, o directamente manchados tipo pitting.
“Algunos recubrimientos, como Citrosol Sunseal® UE y Sunseal® Extra UE, Plantseal® y Plantseal® Shine-free, Citrosol A y AK Camara UE, y Citrosol AK UE, hemos conseguido formularlos con la funcionalidad CI-CONTROL (CIC), y hemos mejorado las propiedades de las formulaciones consiguiendo altos niveles de eficacia para reducir los manchados por daño por frío en envíos frigoríficos prolongados de frutos cítricos” apunta Benito Orihuel, director general de la empresa valenciana. Los recubrimientos formulados por Citrosol, con sus formulaciones CI-CONTROL, alcanzan los mayores niveles de eficacia de todo el mercado, asegura la empresa, lo que puede evitar pérdidas relevantes, sobre todo en los envíos de cítricos que tienen que cumplir con protocolos cuarentenarios. De esta forma, responden a la demanda de clientes, productores y exportadores que piden una limitación creciente del uso de materias activas.
El binomio temperatura/tiempo es el factor desencadenante y de mayor relevancia, pero los niveles de estos manchados también dependen de otros factores, como las variedades, la posición de la fruta en el árbol o las condensaciones del agua (o humedad) sobre la piel de la fruta. Al accionarse los ventiladores de la cámara, puede producirse una brusca y rápida evaporación del agua que provoca un enfriamiento en la superficie de la fruta que, sumado a la baja temperatura de la cámara, puede precipitar un descenso demasiado acusado de la temperatura en la piel del fruto. Para minimizar y controlar este problema, es necesario un buen manejo de la temperatura de frigoconservación, según la variedad. Además, hay que mantener en estado óptimo las cámaras para evitar condensaciones y otros problemas derivados.