En el sector agrícola, las empresas dependen principalmente de uso que hacen de la energía. Por ello, y ante la actual situación climática, la eficiencia energética en la agricultura es fundamental de cara a conseguir un plan sostenible y beneficioso para el medioambiente. Todas las formas de eficiencia se pueden poner en prácticas en diferentes ámbitos con el objetivo de reducir la cantidad de energía que se consume.
Según datos sacados desde el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) del Gobierno de España, el sector agrícola muestra una tendencia de crecimiento en el consumo de energía. Esto se incrementa cuando se habla de combustibles fósiles. Desde hace tiempo, algunas instituciones tratan de explicar distintos métodos de reducción del consumo de energía en las diferentes tareas agrarias con el fin de concienciar a los agentes del sector agrario sobre la importancia de la eficiencia energética.
¿Cómo consegir eficiencia energética en el sector agrícola?
La eficiencia energética puede definirse como la optimización del consumo energético para alcanzar unas mejoras en relación con la cantidad de energía consumida y los productos o servicios que se obtienen con su uso. El caso de la eficiencia energética para empresas agrícolas no es diferente. Existen muchas formas de conseguir sacar el mayor rendimiento de los recursos que se tienen, entre las que destacan:
- Incorporar energías renovables. El futuro de la eficiencia y la sostenibilidad pasa por el uso y consumo de energía renovables. El sector agrícola, por su naturaleza, pueden sacar un alto rendimiento de energías como la solar o la eólica. Además del uso de biocombustibles, alternativas beneficiosas para el medioambiente, ya que el 65% del total del gasóleo, de la explotación media española, es consumido por el tractor, según datos de la IDEA.
- Optimizar el uso del agua. Es importante apostar por sistemas de riego eficientes como la introducción de nuevas tecnologías de riego más eficientes o colocar sistemas de control del agua. Las consecuencias directas para el agricultor supondrán una mejora de sus condiciones de trabajo, más tiempo y una mejora económica.
- Mejorar la gestión del trabajo. Una buena organización del trabajo, de las parcelas y una estructuración del día a día ayuda a ahorrar energía y tiempo, lo que a la larga se convierte en un incremento de productividad y eficiencia. El orden ayuda a no utilizar la energía de manera innecesaria.
- Modernización de las herramientas de trabajo. Actualmente mucha de la maquinaria que se utiliza requiere de combustible, algo que consumo una gran cantidad de energía y es dañino para el planeta. La adquisición de material y maquinaria más moderno y eficiente ayudará a reducir ese consumo de combustible. También, será importante el cuidado y el uso de todas estas herramientas para sacar el mayor rendimiento posible.
- Mejorar los aislamientos en los invernaderos. El gasto medio de los invernaderos en energía ha crecido en los últimos años debido a un uso poco eficiente. Se pueden utilizar materiales de cubierta térmicos o invernaderos con dos paredes. Este es un método eficaz contra las bajas temperaturas y puede ser una alternativa de los sistemas de calefacción.
Estas medidas ayudarán a conseguir una agricultura sostenible, a ahorrar en costes, optimizar la productividad y cuidar el medioambiente. Elementos fundamentales para el desarrollo de una forma de vida y una economía respetuosa con el entorno.