La drástica reducción de materias activas autorizadas para el control de plagas, el temor a la aparición de resistencias de insectos, ácaros, hongos y bacterias a los fitosanitarios y el interés creciente en reducir los residuos de plaguicidas en la fruta han hecho que la utilización de métodos culturales, biológicos y biotecnológicos sea prácticamente imprescindible. Las primeras experiencias en el empleo de estas herramientas en los frutales españoles se llevaron a cabo hace ya más de treinta años y, paulatinamente, se han ido incorporando técnicas nuevas que se han ido aplicando al control de un número creciente de plagas.
Actualmente existen en el mercado herramientas biotecnológicas, como la confusión sexual, la atracción y muerte y la captura masiva de adultos. Entre las herramientas biológicas pueden citarse la utilización de microorganismos entomopatógenos, como bacterias, hongos y virus, así como la suelta de insectos y ácaros depredadores. El empleo de insectos parasitoides está en sus primeras fases de desarrollo. También existen experiencias en el uso de nematodos para el control de algunas plagas, sin olvidar el creciente empleo de productos biológicos para el control de enfermedades fúngicas y bacterianas.
El hecho de que las especies frutales tengan carácter permanente, una estructura leñosa que es preciso mantener en perfectas condiciones (frecuentemente atacada por plagas), así como que su cultivo tenga lugar, prácticamente siempre, en campo abierto, hace que la aplicación de estas técnicas sea bastante más compleja que, por ejemplo, en la horticultura intensiva.