Para el control de araña roja, T. urticae Koch (Acari: Tetranychidae), se han venido utilizando acaricidas de síntesis química que en los últimos años han venido perdiendo eficacia por, entre otros, la generación de resistencias por parte de la plaga. También su uso se ha visto restringido por las nuevas regulaciones al uso de insecticidas y acaricidas de síntesis y por las propias tendencias del mercado, que vienen reclamando productos libres de residuos químicos. Esto genera una carencia de medidas de control que puede ser paliada mediante la aplicación de técnicas de control biológico.
La liberación de parasitoides y depredadores, así como la aplicación de organismos entomopatógenos constituyen un método eficaz, medioambientalmente sostenible y que permite la producción de frutas y hortalizas libres de residuos químicos.
De las especies de araña roja presentes en España, Tetranychus urticae Koch (Acari: Tetranychidae) ha sido tradicionalmente la que ha provocado los daños más importantes en los cultivos hortícolas, frutales y cítricos. Esta araña roja se alimenta extrayendo el contenido de las células epidérmicas de los tejidos vegetales, lo que provoca la aparición de moteados o zonas cloróticas en las hojas, tallos o frutos. En caso de un fuerte ataque, las hojas pueden aparecer completamente dañadas, pudiendo secarse e incluso caer. Esto provoca un fuerte debilitamiento de la planta que puede conllevar su muerte. En los frutos, el ataque de T. urticae provoca también la aparición de decoloraciones y cicatrices que los deprecian comercialmente, siendo este daño especialmente importante en cultivos como los cítricos. También suele formar telas en las hojas, ápices y frutos, que utiliza como medio de dispersión y protección frente a sus enemigos naturales y agentes abióticos. Tetranychus urticae presenta un ciclo biológico muy corto, pudiendo completar su desarrollo de huevo a adulto en tan solo diez días, cuando la temperatura media es de unos 30 ºC. También tiene una tasa reproductiva elevada, dado que una hembra puede poner entre 100 y 120 huevos con una media de 3-4 huevos diarios a 20ºC y 80% de humedad relativa. Ambos factores explican su facilidad para alcanzar fácilmente niveles poblacionales que exceden los umbrales económicos de daño.