El escarabajo-avispa taladro de las moreras, Xylotrechus chinensis, establecido en España desde 2018, ha ido expandiéndose por Cataluña y la Comunidad Valenciana, donde en algunos municipios afecta prácticamente a todas las moreras de los jardines públicos y privados. Un reciente artículo en Phytoma resume los estudios que se han realizado para conocer en detalle la biología y comportamiento de este insecto, y ajustar así las medidas de control. El tratamiento insecticida con abamectina realizado mediante la técnica de la endoterapia se ha revelado como el método más eficaz.

Este coleóptero exótico perteneciente a la familia de los cerambícidos constituye una plaga grave de las moreras ornamentales (Morus spp.) de jardines públicos y privados. Se trata de un perforador cuyas larvas realizan galerías en los troncos y ramas gruesas de las moreras, lo que causa problemas de estabilidad y la muerte de los árboles afectados.

En Cataluña, el escarabajo pasó de infestar una comarca y cuatro municipios en 2018 a cuatro comarcas y doce municipios, incluida la ciudad de Barcelona, en 2020. Actualmente, según recientes prospecciones de los autores del artículo, se han observado daños en moreras en 65 municipios de Cataluña, situadas en cinco comarcas diferentes. En Barberà del Vallès, una de las primeras ciudades donde se detectó la plaga, pasó de afectar al 16,21% de las moreras presentes en parques y calles al 59,29% en menos de tres años: de febrero de 2016 a diciembre de 2018.

En Europa, X. chinensis también está progresando rápidamente. En 2023 se detectó en Italia. En Francia, avanza en las regiones de Aquitania y Occitania, donde ya afectaba a 29 municipios en 2022; a finales de 2023 se encontraba en 36 municipios de los departamentos de l’Hérault, Gard y l’Aude. Aunque todavía no ha sido declarada plaga cuarentenaria en la UE, algunos países europeos, como Francia, han establecido medidas de emergencia. Reino Unido sí la considera plaga de cuarentena desde 2020.

La dispersión a larga distancia de X. chinensis está favorecida, probablemente, por el movimiento de material de embalaje o de plantas vivas. No obstante, en la dispersión a corta distancia puede intervenir la capacidad de vuelo de este cerambícido, ya que esta podría ser importante (de varios kilómetros), aunque todavía no existen estudios al respecto.

A finales de primavera y principios de verano, los escarabajos adultos emergen de las moreras, se aparean y las hembras ponen sus huevos en la corteza de los árboles. Las larvas se ocultan debajo de la corteza, tanto a lo largo del tronco como en la base de las ramas principales, y durante meses realizan galerías de alimentación en el interior de la madera, donde permanecen hasta bien entrada la primavera siguiente. Se alimentan solo de la parte externa (floema y cambium), normalmente de troncos vivos. Al final del desarrollo larvario, a mediados de mayo, la larva excava un túnel en la madera a través del xilema hacia el interior del tronco. Esta cavidad la utilizará como cámara de pupación. Tras la metamorfosis, cuando el insecto adulto emerge se dirige al exterior del árbol, donde efectua unos orificios de emergencia perfectamente redondeados. Por lo tanto, el número de agujeros que aparecen en la corteza de las moreras es una medida del grado de infestación sufrida por estos árboles.

Las larvas se ocultan debajo de la corteza y durante meses realizan galerías de alimentación en el interior de la madera, donde permanecen hasta bien entrada la primavera siguiente

Para impedir la expansión de X. chinensis, Victor Sarto i Monteys, investigador del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA) y uno de los autores del artículo, propone varios métodos de control, como la tala y destrucción (quema o trituración) de moreras fuertemente infestadas, el control químico, el control con feromonas, ya que se conocen los tres componentes de la feromona de agregación producida por el macho, y el control biológico mediante parasitoides. Dado que las dos últimas opciones aún no están listas, y la eliminación y destrucción de árboles es insuficiente para controlar la propagación, el control químico se erige como el único método de control posible.

Sin embargo, los investigadores desaconsejan los tratamientos químicos mediante pulverización, además de por razones medioambientales, por su eficacia, ya que las larvas viven en el interior de la madera y su curva de emergencia es muy extensa. “Resulta mucho más efectivo dirigir el tratamiento químico a las larvas que se alimentan en el floema del árbol. Esto requiere el uso de un insecticida sistémico introducido en el xilema mediante endoterapia; es decir, mediante la inyección en el tronco de una solución del insecticida compatible con la savia. La savia del xilema asciende a través de los vasos y el ingrediente activo es transportado al floema, donde se alimentan las larvas del escarabajo”, exponen en el artículo los autores: además de Sarto, Mònica Bedós, Ivan Savin y Glòria Torras.

La endoterapia resultó eficaz en los estudios realizados con una inyección de abamectina a finales de abril. Sin embargo, los investigadores consideran que, para una máxima eficiencia del insecticida, el mejor momento para realizar el tratamiento sería desde mediados de julio hasta mediados de agosto, cuando las larvas recién nacidas comienzan a alimentarse del floema. “Aunque se pongan en marcha medidas curativas es importante llevar a cabo también medidas preventivas contra la plaga, especialmente la corta y destrucción de los pies afectados en invierno o primavera, antes del mes de junio; es decir, antes de que se inicie la emergencia de los insectos adultos”, concluyen en el artículo los autores, que desaconsejan plantar moreras en las zonas afectadas.