Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado y patentado unos compuestos pioneros para luchar de forma ecológica contra plagas de insectos como los taladradores del maíz, Sesamia nonagrioides y Ostrinia nubilalis, además de contra el gusano del avellano, Zeuzera pyrina, que también afecta a olivos, perales o manzanos.
La investigación, dirigida por Ángel Guerrero, ha sido realizada por investigadores del Departamento de Química Orgánica Biológica del Instituto de Investigaciones Químicas y Ambientales de Barcelona (CSIC). Los nuevos compuestos, de la familia de las trifluorometilcetonas, actúan impidiendo que los machos perciban de forma correcta las feromonas de las hembras.
De este modo les impiden llegar hasta ellas, lo que evita el acoplamiento y la consecuente reproducción de estos insectos. Hasta ahora, un método biorracional y no contaminante de lucha contra las plagas de insectos consiste en la utilización de trampas con feromonas en su interior que atraen y atrapan a los insectos macho.
Estrategia de confusión
La novedad del nuevo método está en un cambio de estrategia. De hecho, lo que hacen los nuevos compuestos es "inhibir las enzimas que degradan la feromona", según explica Guerrero, de forma que cuando el macho percibe la feromona es incapaz de degradarla (así se denomina en química a la acción de transformar una sustancia compleja en otra de constitución más sencilla). Haciendo un símil con la informática, cuando el insecto macho recibe un paquete de información de feromona, es capaz de discernir la dirección de donde procede, la degrada y ya está a punto para recibir otro paquete de información.
En cambio, con el nuevo compuesto, el insecto macho no puede degradar la feromona, lo que provoca que su percepción se bloquee por exceso de feromona. El compuesto desarrollado por los científicos del Consejo actúa por lo tanto confundiendo a los machos, que no pueden seguir el rastro de feromona. La eficacia de este método ha sido demostrada mediante pruebas de difusión realzadas en túnel de viento, una técnica que permite grabar y evaluar el comportamiento de los insectos.
El paso siguiente será hacer pruebas de campo, que se realizarán en una primera etapa para el control de Sesamia nonagrioides. Estas pruebas se desarrollarán el próximo verano en campos de maíz de una hectárea de extensión, en el marco de un proyecto PETRI de transferencia de tecnología con la empresa Sociedad Española de Desarrollos Químicos S.A. (SEDQ). También se han realizado pruebas de toxicidad, para prever y evitar que el compuesto pudiera actuar negativamente sobre otras especies, especialmente sobre animales que puedan compartir estructuras biológicas similares.
Los resultados han revelado que los compuestos tienen muy poca toxicidad sobre ratones. El nuevo método es una forma de lucha progresiva y ecológica contra plagas, cuenta Guerrero, "puesto que no acaba de golpe con los insectos, sino que es un control progresivo de su población", sin los riesgos de toxicidad de los insecticidas químicos. Además, los insecticidas químicos son especialmente ineficaces en el control de estas plagas, debido a que los gusanos taladradores viven la mayor parte del tiempo en el interior del tallo o el tronco. Estas plagas son por ello muy difíciles de combatir y producen pérdidas muy importantes en los cultivos.