Investigadores de la Universidad de Córdoba, la Universitat Jaume I de Castellón y TRAGSA han estudiado el uso combinado de hongos y cubiertas vegetales para el control integrado de la mosca de la fruta (Ceratitis capitata). Esta estrategia actúa sobre los estados edáficos de la plaga y evita que llegue a una fase adulta.

Ante la necesidad de buscar alternativas al uso de fitosanitarios de síntesis química por su elevado impacto ambiental, este trabajo plantea una estrategia alternativa basada en el uso de hongos entomopatógenos, que infectan y causan enfermedades a los insectos, y la implantación de cubiertas vegetales que aumentan las poblaciones de artrópodos depredadores. Hasta el momento, no se habían publicado ensayos de campo que combinaran ambos métodos.

En el estudio, dirigido por el profesor Josep A. Jaques, de la Universitat Jaume I, participan los investigadores Meelad Yousef-Yousef, Inmaculada Garrido-Jurado y Enrique Quesada-Moraga, del grupo de investigación AGR-163 Entomología Agrícola de la Universidad de Córdoba, que cuentan con una amplia trayectoria en el estudio del uso de estos hongos como bioinsecticidas.

El trabajo de campo se desarrolló en un huerto de cítricos ubicado en Les Alqueries (Castellón, Comunidad Valenciana). Algunos de los árboles, aislados en jaulas, recibieron un tratamiento con herbicida para mantener el suelo desnudo, mientras que otros se cubrieron con Lolium arundinaceum, una especie forrajera de la familia de las gramíneas. A continuación, se utilizó una cepa del hongo Metarhizium brunneum de la colección del Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba, que se aplicó tanto en el suelo desnudo como en el de la cubierta vegetal.

En paralelo, se liberaron en cada árbol, enterradas en el suelo, un centenar de larvas de C. capitata procedentes de la biofactoría de machos estériles situada en Caudete de las Fuentes (Valencia), y se introdujeron trampas de caída para capturar e identificar a los posibles depredadores terrestres de la mosca que estaban presentes en el interior de las jaulas. En concreto, se identificaron ejemplares de escarabajos, hormigas, arañas y tijeretas.

El análisis de los datos extraídos por los investigadores evidenció una mayor eficacia de los hongos en aquellas jaulas que contaban con cubierta vegetal. Así, la infección de ejemplares adultos que emergieron del suelo osciló desde el 5,1% para el suelo desnudo tratado con M. brunneum hasta el 67,3% para el suelo que contaba con cubierta vegetal.

El principal obstáculo que podía entrañar el uso combinado de estos dos métodos de control era que el hongo tuviera un efecto negativo sobre los depredadores, al disminuir su actividad debido a una posible infección. Para evaluarlo, durante los seis meses que duró el ensayo se capturaron periódicamente ejemplares de estos depredadores. El trabajo arrojó resultados positivos, pues de todos los depredadores presentes en el ensayo, solo se redujo la actividad de los escarabajos, pero no afectó a tijeretas ni arañas; incluso, tuvo un efecto positivo sobre la población de hormigas.

En conclusión, este ensayo, cuyos resultados se han publicado en Journal of Pest Science, ha probado cómo el uso combinado de la cubierta vegetal y M. brunneum es compatible y puede funcionar de manera sinérgica contra los estados edáficos de la mosca de la fruta. Esto abre nuevas vías de estudio en el ámbito de la lucha contra las plagas.