El seguro agrario vive un momento disruptivo, una coyuntura asociada al cambio climático que ha afectado de manera histórica a la siniestralidad y, por tanto, al pago de indemnizaciones. El sistema ha respondido y tiene fortaleza, pero los expertos ya plantean que hay que incorporar cambios para que su viabilidad no se vea comprometida. Del futuro de esta herramienta esencial se habló en la jornada organizada por el Consejo de Ingenieros Técnicos Agrícolas, en la que se destacó el trabajo de los peritos, pieza fundamental para el buen desarrollo de la maquinaria y el pago de indemnizaciones.

El seguro agrario protagonizó la jornada organizada por el Consejo General de Colegios de Ingenieros Técnicos Agrícolas en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación bajo el título El papel del perito en los seguros agrarios combinados: pieza clave en la protección del sector agropecuario. Se analizó con lupa para detectar sus fortalezas, fisuras y las posibles curas ante la alta siniestralidad a la que esta maquinaria está haciendo frente, especialmente desde 2020, a causa de la imprevisibilidad climatológica.

Algunas de las cifras de mayor impacto las proporcionó Félix Novoa, director del área técnica de Agroseguro. La sequía (496 millones de euros en indemnizaciones), el pedrisco (375 millones) y las heladas (61 millones) convirtieron 2023 en el año de mayor siniestralidad de la historia del seguro agrario, con un total de 1.241 millones en indemnizaciones. De hecho, la sequía del año pasado es la más grave en los 45 años de trayectoria del seguro agrario. Todo ello ha llevado a que el ratio de siniestralidad se haya situado en el último ejercicio en un 169%. La consecuencia más inmediata es que la reserva del consorcio de compensación de seguros ha disminuido en más de un 50% en solo tres años, situándose actualmente en 353 millones de euros. La diferencia entre las primas pagadas y las indemnizaciones percibidas ha sido de 712 millones de euros.

Pese a la coyuntura, en la jornada se insistió en que el seguro agrario es una herramienta imprescindible que continúa siendo solvente, algo que propicia que la confianza de los asegurados, así como la contratación, sigan creciendo ejercicio tras ejercicio. En lo que sí coincidieron todos los ponentes es en que las reglas del juego han cambiado y es necesario adaptarse a ellas.

2023 fue el año de mayor siniestralidad de la historia del seguro agrario, con 1.241 millones de euros en indemnizaciones

Según Miguel Pérez Cimas, director de la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA), “es necesario que el seguro agrario se adapte a la nueva realidad bajo una doble exigencia: que haya garantías de la viabilidad futura del sistema y que siga siendo una herramienta útil para el sector”. Además, Pérez Cimas señaló la necesidad de que la adaptación del seguro agrario se complemente con la adaptación en las explotaciones, a nivel técnico, de cultivos y de variedades, entre otros aspectos. “El riesgo que transfiere el asegurado a cambio de la prima que paga no es infinito, y las explotaciones con riesgo creciente tendrán que tomar medidas para que el riesgo transferido a las aseguradoras sea asumible”, reiteró.

Los ponentes recordaron que, sin la figura de los peritos agrícolas, sería imposible que la “maquinaria aseguradora” complete su labor, que se revela no solo económica, sino también social, porque el seguro complementa la renta del agricultor cuando hay un siniestro. Para dar voz a estos profesionales se contó con José Antonio Gómez, coordinador de peritaciones de Agroseguro y director territorial de Castilla, y con Alberto Conde, Ingeniero Técnico Agrícola especializado en el peritaje y tasación de seguros agrarios. Ambos desgranaron las fases de trabajo de los peritos a pie de campo que, según comentaron, también incluye empatizar con el agricultor que acaba de sufrir un siniestro. Según datos de Agroseguro, en 2023 los peritos auditaron de media diaria entre 40.000 y 50.000 hectáreas, un volumen que ha posibilitado que la recepción de las indemnizaciones haya sido de 27 días de media.

Sobre la labor de los peritos se habló ampliamente en la mesa redonda, en la que intervinieron todos los ponentes y Carlos Gutiérrez, presidente del Consejo de Ingenieros Agrícolas. En resumen, se lamentó que en la universidad no se aporte la formación necesaria en peritaje, algo que tienen que completar los colegios profesionales con cursos específicos. En este sentido, Novoa anunció que van a impulsar la creación de un máster específico de seguros agrarios.

En la jornada también se destacó la necesidad de que los profesionales del peritaje estén colegiados, algo que viene marcado por ley, y que incide en la seguridad que se aporta al asegurado y al propio sistema asegurador. Además, se recordó que los únicos profesionales que pueden ser peritos tasadores de seguros agrarios son ingenieros técnicos agrícolas, ingenieros agrónomos y graduados en Ingeniería Agronómica.