El manejo integrado, entendido como el uso de todos los recursos disponibles que nos permiten controlar las plagas y enfermedades de los cultivos, reduciendo al mínimo la utilización de productos químicos, se viene aplicando desde hace años en la viña, teniendo las Estaciones de Avisos una función fundamental en esta labor. En el presente artículo repasaremos, de manera práctica y general, los métodos de control de las principales alteraciones que afectan actualmente al cultivo de la vid.

La polilla del racimo (Lobesia botrana)

Es la plaga más importante y extendida del cultivo. Su gravedad no la determinan los daños directos por pérdida de cosecha, sino los indirectos, causados por las heridas que producen las larvas en las bayas y que en condiciones meteorológicas apropiadas facilitan la infección de las diferentes podredumbres que pueden afectar al racimo.

Tiene 3 generaciones completas, aunque con temperaturas suaves a final de verano y principios de otoño, puede darse una cuarta generación parcial que causaría daños en variedades de recolección tardía.

Metodología de seguimiento:

Seguimiento del vuelo: Mediante trampas sexuales del modelo Delta se sigue el vuelo de los adultos de las diferentes generaciones, obteniéndose la siguiente información:

Presencia o ausencia del parásito

Los datos del vuelo des del principio al final de cada generación. Esta información es esencial para conocer cuando se deben iniciar los controles de la puesta de los huevos en los racimos.

Determinación del momento de aplicación de determinados productos

En esta plaga, el nivel de capturas no indica el verdadero nivel de plaga, pueden darse muchas capturas y escasa puesta de huevos y lo contrario.

La información sobre la intensidad real de la plaga la da la cantidad de huevos puestos sobre los racimos.

Seguimiento de la puesta: Es esencial para determinar la importancia del ataque de cada generación y el momento del tratamiento que requiere cada grupo de productos. Para ello se controlan unos 50 racimos en cada parcela de seguimiento, observando con atención la superficie de todo el racimo para detectar los huevos.

En primera generación los huevos son puestos sobre los racimos durante los estados F (racimos visibles) y G (racimos separados). Las larvas acaban formando los glomérulos al juntar los botones florales con los hilos de seda en el período de floración. En segunda generación los huevos son puestos en las bayas que superan el tamaño guisante, por lo que serán más sensibles las variedades más tempranas. En tercera generación también son puestos encima de las bayas. A medida que va avanzando una generación, disminuye el nº de los huevos y aumentan las penetraciones que realizan las larvas que van naciendo.

Esta evolución la determinamos mediante las siguientes observaciones:

Huevo blanco o recién puesto

Huevo amarillo o más evolucionado

Cabeza negra, huevo donde se ve la cápsula cefálica de color oscuro, su eclosión se producirá en pocas horas.

Penetraciones, producidas por las larvas neonatas.

Los porcentajes de las diferentes observaciones nos permitirán determinar para cada generación, con la suficiente precisión, los diferentes momentos de tratamiento que requieren los productos que actualmente se utilizan para la lucha contra la plaga:

Inicio de la puesta

Inicio de eclosión

Máxima eclosión

Una vez se han producido los daños, para conocer el nivel de ataque realizaremos un recuento defocos. Desde que nacen hasta llegar a su máximo desarrollo, las larvas van entrando y saliendo de las diferentes bayas contiguas formando focos. Un foco refleja la actividad de una sola larva. Existe mucha variación del número de bayas contiguas que puede penetrar una sola larva, encontrándose focos de 2-3 hasta 8-10

bayas heridas.

Con los datos obtenidos, se deduce que la forma más eficaz de conocer el nivel de plaga es contar los huevos y los focos de penetraciones, haciendo la siguiente relación:

Porcentaje de racimos afectados, que indica el nivel de plaga.

Número de focos en 100 racimos, ya sea en forma de huevo o de foco de penetraciones que hace cada larva, lo que indica el número de individuos y por lo tanto la intensidad de la plaga.

Este método de observación directa de racimos tiene varias ventajas:

Permite contar un número elevado de huevos. En recientes trabajos realizados en Tarragona, se determinó que el 87% de los huevos se localizan sobre la superficie exterior del racimo, es decir, accesibles a los controles visuales de campo.

Permite determinar con eficacia las altas poblaciones de plaga. Con niveles cercanos al 100% de racimos afectados, pueden darse intensidades diferentes ya que solo aumenta el número de individuos, habiéndose detectado poblaciones que superaban los 600 individuos (huevos+focos) en 100 racimos.

Sistemas de lucha

Lucha química

Tradicionalmente se utilizaban productos fosforados que debían aplicarse en los días en que se producía el mayor número de nacimiento de larvas.

La situación actual es muy diferente, pues quedan muy pocos de estos productos y las nuevas materias activas inciden en momentos muy concretos del ciclo biológico. Si bien esta circunstancia es muy positiva, pues son mucho más selectivas reduciendo el impacto sobre la entomofauna, requieren mucha precisión en su momento de aplicación.

Los momentos de aplicación de los diferentes productos que actualmente recomienda el Grupo de Trabajo de los Problemas Fitosanitarios de la Vid son los siguientes:

Inicio de vuelo: fenoxicarb

Entre inicio de vuelo e inicio de eclosión (período de puesta de huevos): Flufenoxuron, Indoxacarb y Metoxifenocide.

Justo al inicio de la eclosión, que se prevé cuando se detectan los primeros huevos con cabeza negra:Bacillus thuringiensis, Spinosad y Tebufenocide

Máxima eclosión, entendiendo por ello el período comprendido entre el 30-80% de eclosión: Clorpirifos y Metil clorpirifos.

Las características de la acción de cada producto, supone que realizar el tratamiento fuera del momento

indicado anteriormente implique una fuerte disminución de su eficacia.

Actualmente se aconseja tratar la segunda y tercera generaciones, la primera solamente en casos excepcionales. Las Estaciones de Avisos Agrícolas indican cada uno de estos momentos en las diferentes zonas vitícolas, por lo que el agricultor debe decidir con anterioridad el producto que desea utilizar y esperar el aviso.

Confusión sexual

Después de años de trabajos en las diferentes zonas del Estado, se ha puesto a punto la técnica de la confusión sexual en la lucha contra Lobesia botrana. Para obtener una correcta eficacia deben cumplirse una serie de requisitos:

De acuerdo con nuestra experiencia, la superficie mínima debe superar las 40 ha y en zonas de viento debe llegar a las 80 ha. Hay que tener en cuenta que cuanto mayor es la superficie más disminuye el efecto negativo en los bordes y más se asegura la eficacia general. Esta superficie debe ser lo más homogénea posible, teniendo todas las parcelas del cultivo que hay dentro en confusión sexual. Si hay parcelas de vid sin confusión, se crean focos de plaga que disminuyen mucho la eficacia general.

La orografía del terreno es importante, siendo las zonas llanas donde mejor funciona. Zonas de montículos pronunciados y afectadas por el viento tienen muchas dificultades para obtener la eficacia necesaria.

Los difusores se deben colocar cuando se detectan las primeras capturas de la 1ª generación. Esto acostumbra a suceder justo antes de la brotación de la vid. Se deben distribuir homogéneamente en la superficie, colocándolos sobre los pulgares más elevados. La densidad de difusores por hectárea debe ser la que indica la casa comercial.

La reducción de la densidad de los difusores es factible después de unos años de mucha eficacia. De todas formas siempre debe ser en superficies grandes, en la zona central y con un límite que no reduzca los 25 mg/ha y hora de difusión.

Es importante conocer las zonas problemáticas de la zona en confusión, ya sean los bordes externos como internos. De producirse este hecho, se debe intervenir sin dejar que se vayan magnificando en las siguientes generaciones.

El umbral de tratamiento con el que estamos trabajando en la actualidad es de 10 % de racimos afectados. De superarlo en 2ª o 3ª generación se aconseja tratar la parcela afectada.

Mosquito verde (Empoasca sp.)

Es una plaga con distribución general aunque los daños son más ocasionales. Según los datos actuales hay dos especies,Empoascaspp. en el norte de la península yJacobiascaspp. en el sur.

Se localiza en el envés de las hojas y los síntomas foliares son una decoloración con la posterior necrosis de los márgenes de las hojas. En ataques importantes puede producirse cierta defoliación con la consiguiente afectación en la cantidad y calidad de la cosecha. El problema es que estos síntomas aparecen con posterioridad a producirse el pico de población que los causa, por lo que el seguimiento de las poblaciones es importante.

Metodología de seguimiento:

Con trampas: Se colocan trampas cromáticas amarillas engomadas, colgadas del alambre superior de la espaldera, de manera que la línea que las una sea perpendicular a la dirección del viento dominante. Se revisan semanalmente para hacer la curva de vuelo.

Seguimiento de formas móviles: También                semanalmente se revisa el envés de 100 hojas, contando el número de formas móviles que hay en cada una, pudiendo distinguir entre ninfas y adultos. Esta revisión se debe hacer con sumo cuidado pues los adultos presentan gran movilidad y se escapan fácilmente. Es importante realizar los conteos siempre en el mismo momento del día, preferentemente a primera hora de la mañana.

Sistemas de lucha

El único método eficaz es la lucha química. El tratamiento debe mojar muy bien la vegetación ya que las ninfas tienen menos movilidad que los adultos y se sitúan preferentemente en el envés de las hojas.

El umbral de tratamiento se ha establecido últimamente en 2 formas móviles en 100 hojas. No obstante los últimos trabajos muestran, para zonas concretas donde la plaga no es persistente, que con 3 formas móviles en 100 hojas, se observan síntomas foliares claros pero sin afectación en cosecha.

Ácaros tetraníquidos

Comúnmente conocidas como arañas roja y amarilla, son tres las especies de ácaros tetraníquidos que pueden afectar de manera habitual a nuestros viñedos: Araña roja (Panonychus ulmi), araña amarilla común (Tetranychus urticae) y araña amarilla (Eotetranychus carpini). De las tres especies, la araña amarilla es la que ha experimentado en los últimos años un aumento considerable de su incidencia en La Rioja, Navarra, Aragón, Valencia y Cataluña.

La araña roja produce un pardeamiento generalizado de la vegetación, que provoca una reducción de la capacidad fotosintética, con la consecuente reducción del contenido de azúcar de la uva. En el caso de las arañas amarillas, la sintomatología varía de una especie a otra aunque los daños son muy similares, afectando al follaje y pudiendo producir importantes defoliaciones con los consiguientes efectos sobre la cosecha.

Las arañas amarillas son de pequeño tamaño, difícilmente visibles a simple vista, por lo que deben observarse con lupa, preferiblemente con binocular. Las hembras son de color amarillo y de forma ovalada, con diversos puntos oscuros a cada lado del cuerpo en el caso deE. carpiniy una sola mancha más grande a cada lado en el caso deT. urticae. Para las formas móviles de araña roja, aunque pueden verse a simple vista, también puede ser de utilidad el uso de una lupa.

Método de seguimiento

P. ulmipasa el invierno en forma de huevo en los pulgares o cerca de ellos, por lo que se deben realizar controles visuales de su presencia.

En vegetación, para las tres especies el control se basa en definir previamente el nivel de presencia de las formas móviles en las hojas. Para ello se toman 100 hojas (una por cepa) y con una lupa de bolsillo o en el binocular, se determina el porcentaje de hojas ocupadas por el ácaro, aplicando el umbral de tratamiento definido en cada caso.

Con el fin de reducir el tamaño de muestra y simplificar el control, puede utilizarse el muestreo secuencial, procedimiento descrito por Baillod y colaboradores en Suiza y que ha sido comprobado positivamente en Extremadura y Cataluña. Este muestreo secuencial sirve tanto para araña amarilla como para araña roja.

Se procede recorriendo la parcela en zig-zag y tomando una hoja por cepa, hasta formar 5 grupos de 10 hojas por hectárea. La localización de las hojas que componen las muestras será diferente en función del estado fenológico de la vid (Tabla 1)

Se toma el primer grupo de 10 hojas y se observa en cada hoja la presencia o ausencia de formas móviles. El número de hojas ocupadas obtenido se consulta en la tabla de valoración correspondiente (30 o 60%), que nos indicará 3 opciones: tratar, no tratar o indecisión. Si se da éste último caso hay que observar el siguiente grupo de 10 hojas y proceder del mismo modo, sumando el número de hojas ocupadas al del conteo anterior. De ésta manera sucesivamente hasta definir claramente la necesidad o no de realizar el tratamiento.

Estrategia de control

El control de los ácaros tetraníquidos se produce habitualmente de forma natural, siendo los ácaros fitoseidos los que mantienen las poblaciones a un nivel no perjudicial para el cultivo. Para preservar ésta situación es muy importante minimizar el número de tratamientos insecticidas que se aplican para controlar otras plagas y utilizar productos que sean respetuosos con los fitoseidos. Se recurrirá a la lucha química sólo a partir del momento en que se superen los umbrales establecidos.

ParaP. ulmi, en el caso de observar una fuerte presencia de puesta invernal, el momento de aplicación será la llegar al 60-70% de huevos eclosionados. En el caso de detectar síntomas en vegetación, el umbral de tratamiento varía en función del estado fenológico de la vid: 60 % de hojas ocupadas (Cuadro 2) entre la brotación y la primera parte del verano y 30% (Cuadro 1) a partir de la primera semana de agosto, cuando nos acercamos al período de maduración. Para araña amarilla el umbral de tratamiento se sitúa en el 60% de las hojas ocupadas por araña durante todo el ciclo del cultivo.

Los umbrales de tratamiento recomendados son herramientas que, bajo criterio técnico, pueden ser modificadas en función de los condicionantes de cada finca (Cuadros 1 y 2).

Recientemente se está experimentando en lucha biológica contra la araña amarilla común en la Región de Murcia, mediante la suelta de fitoseidos de las especiesAmblyseius californicusyAmblyseiusswirskii, con resultados esperanzadores.

MILDIU (Plasmopara viticola)

La gestión de la lucha contra el mildiu de la vid en Cataluña se realiza a través de lasEstacionesde Avisos Agrícolas. El objetivo del sistema es determinar, con la máxima exactitud, el riesgo de ataque de mildiu y aconsejar los momentos de los tratamientos a realizar, con el fin de conseguir la máxima eficacia con el mínimo número de aplicaciones.

Para llevar a cabo éste objetivo es necesario combinar diferentes controles y seguimientos. Se utilizan modelos matemáticos que nos indican el riesgo potencial del mildiu y la duración de la incubación del hongo, complementados con las observaciones de campo.

Modelos matemáticos de seguimiento

Se aplican habitualmente dos modelos:

-      EPI mildiu fase invernal (Stryzik, 1983): nos indica el estado de maduración de las oosporas de invierno al inicio de la primavera. A partir de los datos meteorológicos del año a analizar, se compara con una referencia histórica de los mismos, obteniendo un valor numérico que nos orienta sobre el potencial infectivo del inóculo del hongo a salida de invierno. Después de años de aplicación del modelo, se ha comprobado la buena adaptación del modelo a las condiciones climáticas de Cataluña.

-      Modelo Goidanich: nos calcula la duración del período de incubación una vez se ha producido la infección. Introduciendo los datos diarios de temperatura y de la humedad relativa, se obtiene un valor que corresponde al porcentaje diario de evolución del hongo. En el momento en que se acumula el valor 100 de desarrollo, significa que el período de incubación ha finalizado y que se observará la presencia de manchas iniciándose la consiguiente esporulación. Éste modelo se aplica durante todo el período de sensibilidad de la viña al hongo.

Para desarrollar los modelos matemáticos es necesario disponer de datos meteorológicos fiables y que además cubran lo mejor posible los diferentes microclimas de las zonas vitícolas a controlar. En Cataluña se dispone de una amplia red de observatorios meteorológicos automáticos, perteneciente al Servei Mereorològic de Catalunya (Meteocat), de acceso libre y gratuito a través de Internet, que nos facilitan en tiempo real los datos meteorológicos necesarios. Las áreas no cubiertas por observatorios automáticos se complementan con observatorios manuales convencionales.

El valor diario de desarrollo del mildiu se obtiene relacionando la temperatura con la humedad relativa, según sea superior al 75% (línea roja) o inferior al 75% (línea azul).

Localización de las infecciones primarias

Es fundamental comprobar si las primeras infecciones que indican los modelos se han producido realmente. Para ello se establecen anualmente unas gratificaciones económicas para incentivar a los viticultores a avisar en el momento en que localizan las primeras manchas, lo cual significará que ya se ha llegado a la madurez de las oosporas invernantes. Un buen diseño de la estrategia de protección requiere poder saber donde y cuando se han producido las diferentes infecciones primarias de una determinada zona. Es importante seguir la evolución de las infecciones primarias en campo por parte de los técnicos, para observar su evolución.

Estrategia de lucha

El conocimiento del valor de EPI invernal nos dará una primera orientación sobre la potencialidad del mildiu al inicio de la primavera. De manera general, la primera infección requiere que se cumpla la conocida regla de los tres "10" (10cm, de brotación + 10 mm de lluvia + 10ºC de temperatura media), si bien está comprobado que en condiciones óptimas, con precipitaciones y temperaturas inferiores, puede desencadenarse una infección primaria.

Desde las Estaciones de Avisos se llevan los cálculos del desarrollo de la incubación de las diferentes lluvias que se van produciendo, y paralelamente se va informando de la necesidad de localizar las primeras manchas. En esta fase es imprescindible la participación de los viticultores.

Cuando se detectan se comprueba a que lluvia pertenecen, lo cual nos indica que a partir de ese momento las lluvias serán ya contaminantes.

Este sistema no está totalmente automatizado, las diferentes circunstancias de cada año son analizadas por los técnicos de las Estaciones de Avisos que son los que toman la decisión de recomendar o no la realización de un tratamiento, y si es necesario, con que grupo de productos. En general, pueden presentarse diferentes casuísticas que llevarán a un tipo u otro de recomendación: en el caso en que las primeras manchas aparezcan de manera muy general, en un momento de máxima sensibilidad (prefloración-floración) y existe el riesgo de que se produzcan lluvias durante los siguientes días, se recomienda un primer tratamiento preventivo antes de las lluvias, para cortar cualquier posibilidad de infección secundaria. Si por el contrario, la presencia de primeras manchas es muy escasa o nula, podemos esperar a que se produzca una segunda lluvia infecciosa y proteger al llegar al 80% de incubación de ésta segunda infección.

Una vez recomendado el primer tratamiento, el grado de sensibilidad viña en que nos encontremos (estado fenológico), la evolución de los posibles focos de mildiu localizados y el régimen de lluvias que se produzca, condicionará el número y la cadencia de tratamientos a recomendar.

Las características de la finca pueden condicionar también la estrategia a seguir. En casos de explotaciones que por sus dimensiones, la realización del tratamiento suponga más de 3 días, y/o en aquellas en que la lluvia pueda dificultar el paso de maquinaria, el riesgo a asumir deberá ser menor.

El laboreo del suelo debe evitarse en momentos de mucha sensibilidad y con presencia importante de manchas.

Un resumen de los resultados obtenidos durante 20 años de aplicación de este sistema se puede encontrar en PYTHOMA nº 164, diciembre 2004.

OÍDIO (Uncinula necator)

Esta enfermedad está presente en todas las zonas vitícolas, pero tiene una incidencia diferente en función de las condiciones meteorológicas locales y de la sensibilidad varietal. El hongo que la produce es un parásito externo (ectoparásito) que desarrolla su estructura miceliar en la superficie de la cutícula de los órganos verdes de la planta.

Algunas de las claves para enfocar la lucha contra el oidio se basan en la biología. En nuestra zona pasa el inverno mayoritariamente en forma asexuada como micelio en el interior de las yemas, aunque también en forma sexuada como cleistotecios presentes en los sarmientos o en las hojas.

El micelio presente en las yemas empieza a desarrollarse a partir de los 5oC, temperatura que ya se da al inicio de la brotación del cultivo. De esta forma, el crecimiento del pequeño sarmiento puede ir acompañado del crecimiento del micelio en su superficie, dando lugar a importantes infecciones especialmente en años en que la brotación es lenta. A partir de 15ºC se acelera el crecimiento del micelio llegando a su óptimo con temperaturas de 25-28oC. Por el contrario, con temperaturas de 35oC se paraliza y al llegar a los 40oC resulta letal para el hongo. Las humedades relativas altas son favorables para el desarrollo de la enfermedad, aunque no lo son las fuertes lluvias.

Estrategias de lucha

Momentos de aplicación: Se basan en momentos fenológicos en los que se produce gran sensibilidad:

  1. Al inicio de la brotación cuando ésta llega a los 10-12 cm de longitud. Esto permitirá el crecimiento inicial de los sarmientos limpios de micelio.
    1. En la floración, momento de mucha sensibilidad de los racimos en pre y posfloración. En general se aconseja en prefloración excepto si se utiliza azufre en espolvoreo, que debe realizarse en plena floración.
    2. Cuando la baya llega al tamaño de un guisante.
    3. Al inicio del envero, en zonas y variedades tardías y sensibles.

Este número de tratamientos puede verse aumentado o disminuido en función de la sensibilidad varietal y/o de la zona, de la incidencia de la enfermedad durante la campaña anterior y de las condiciones meteorológicas del año.

Actualmente existe una amplia gama de familias de fungicidas orgánicos: triazoles, estrobilurinas, quinoleinas, quinazolinas, benzofenonas.

Estos grupos actúan de forma diferente en el control del hongo, por lo que la alternancia de su aplicación entre ellas es una estrategia necesaria para evitar la aparición de resistencias.

El azufre, producto de referencia en la lucha contra el oidio por su alta eficacia y ausencia de riesgo de resistencias, es el único autorizado en agricultura ecológica. Las mejores eficacias se consiguen con azufre en espolvoreo. Las dosis a utilizar no deben ser inferiores a 25 kg/ha en el primer tratamiento y 40 kg en los siguientes. Este producto tiene un importante efecto por vaporización, pero requiere para ello que la temperatura supere los 18oC, por lo que es preferible utilizar otro tipo de producto en el primer tratamiento de brotación (A) y usar el azufre en espolvoreo en los siguientes,

teniendo en cuenta que con temperaturas muy altas y bajas humedades relativas puede causar alguna fototoxicidad. El azufre tiene unos efectos secundarios importantes, entre ellos cabe destacar su acción frenante de ácaros. Su sustitución por los otros fungicidas es causa a menudo de un aumento de la presencia de la erinosis (Eriophyes vitis).

Alternar las diferentes familias de fungicidas antioidio con azufre en polvo también es una estrategia básica para evitar resistencias.

Podredumbre gris (Botrytis cinerea) y otras podredumbres que afectan al racimo

Las podredumbres que afectan al racimo comprometen seriamente la viabilidad económica del cultivo ya que, además de reducir la producción, imposibilitan la elaboración de vinos de calidad. Si bien el organismo más importante esBotrytis cinerea,existen otros hongos y alteraciones que pueden también causar graves problemas, comoRhizophussp.,Aspergillussp., podredumbre ácida, etc.

Podredumbre gris (Botrytis cinerea)

Síntomas y daños

Aunque los síntomas pueden observarse en diferentes órganos verdes de la vid como hojas, brotes jóvenes o inflorescencias, es sobre los racimos y a partir del envero donde se producen los daños de mayor gravedad.

El ataque suele iniciarse en una sola baya y va extendiéndose a las contiguas de manera invasiva.

Si bien el hongo tiene la capacidad de infectar directamente la baya,cuando las condiciones son muy favorables, la presencia de heridas en el racimo facilita enormemente el ataque del hongo.

Los ataques deBotrytisprovocan daños cuantitativos y cualitativos. La fuerte incidencia durante la maduración obliga a adelantar la vendimia, con la consecuente pérdida de producción y de graduación alcohólica. Además, la calidad del vino se ve claramente perjudicada al producirse una serie de alteraciones graves: degradación de las materias colorantes y de los precursores aromáticos, aumento de la viscosidad del mosto, desarrollo de olores desagradables, aumento de la acidez volátil, ralentización de la fermentación, etc.

Estrategia de lucha

Este hongo tiene dos características importantes, es muy polífago ya que ataca a muchas especies vegetales en cualquier época del año, y además puede conservarse sobre tejido vegetal muerto (saprofitismo). Esto último es muy importante en la estrategia de lucha, ya que nos indica que el hongo puede estar presente de manera latente en el racimo, a la espera de que las condiciones de desarrollo sean las apropiadas. Esto puede ocurrirsobre los capiteles florales que se desprenden durante la floración y que quedan encerrados en el interior del racimo, actuando como sustrato perfecto para la conservación del hongo.

La lucha química no es suficiente para controlar ésta enfermedad, es necesario recurrir a otras medidas para evitar o reducir su incidencia:

Evitar la presencia de heridas en el racimo, controlando correctamente la polilla del racimo y el oidio.

Evitar variedades sensibles en zonas con microclimas muy favorecedores de podredumbres.

Utilizar sistemas de conducción en empalizada, que permitan la localización de los racimos en un solo plano y a una misma altura, para conseguir la máxima aireación y la llegada de los tratamientos.

Deshojar la zona de los racimos.

Controlar el vigor, mediante un uso racional de los abonos nitrogenados.

Lucha química

Los diferentes sistemas de modelización que se han intentado desarrollar no han dado resultados satisfactorios, por lo que la estrategia de lucha química se basa en la protección de determinados momentos sensibles de la fenología de la vid:

Final de la floración: para evitar la instalación del hongo en los capiteles florales.

Antes del cierre del racimo: último momento antes de que el interior del racimo sea inaccesible a los fungicidas.

Inicio de envero: a partir del inicio de la maduración aumenta la sensibilidad de los racimos, al coincidir la desaparición de las sustancias inhibidoras que hay sobre la superficie del racimo y el aumento de concentración de azúcares en la baya, que actúan como base nutritiva.

21 días antes de la vendimia.

En variedades de ciclo corto, los dos últimos tratamientos suelen coincidir en uno solo. El número de tratamientos a realizar variará en función de la sensibilidad varietal y/o de la parcela y de las condiciones meteorológicas del año.

Podredumbres secundarias y podredumbre ácida

Si bienB. cinereaes la alteración más importante y extendida, en determinados casos pueden aparecer podredumbres causadas por otros hongos.

Los géneros más habituales son:Rhizopus, Aspergillus, AlternariayPenicillium. Se lesdenomina de manera genérica como podredumbressecundarias al tratarse de alteraciones pocohabituales, aunque en ocasiones pueden producirproblemas importantes. Alguno de estos géneros,especialmenteAspergillus, son generadores deocratoxinas.

Otro caso parecido es el de la podredumbre ácida, que consiste en una descomposición del interior del racimo provocada por la acción de diferentes bacterias y levaduras. La mosca del vinagre (Drosophila melanogaster) actúa como propagadora de la enfermedad.

A menudo las podredumbres secundarias y ácida se presentan de manera combinada en el mismo racimo.

No existe lucha química contra las podredumbres secundarias ni contra la ácida, por lo que hay que recurrir a las medidas culturales ya comentadas para el caso deB. cinerea.

Factores generales a tener en cuenta en la sanidad del cultivo:

-      El cultivo de la vid es uno de los más difíciles en conseguir una buena cubrición por los tratamientos fitosanitarios, especialmente de los racimos. Se debe regular y calibrar correctamente la maquinaria de aplicación, pasando preferiblemente por ambos lados de las cepas.

-      Para una buena sanidad general del racimo es imprescindible la poda en verde. El deshojado permiten la correcta llegada de los productos y la aireación de los racimos, evitando el ambiente húmedo que se produce cuando están cubiertos por las hojas.

-      No abandonar los productos cúpricos ni el azufre, pues tienen efectos secundarios positivos y ayudan a evitar resistencias.

-      Las parcelas en regadío aumentan la humedad relativa en el cultivo que puede favorecer el desarrollo de algunos parásitos, como en el caso del oidio.

Agradecimientos: A los técnicos-as que componen el Grupo de Trabajo de los Problemas Fitosanitarios de la Vid, pues sin la información que aportan año tras año no sería posible la elaboración de estos trabajos. También a los técnicos-as de las Agrupaciones de Defensa Vegetal, con los que llevamos años trabajando para desarrollar las técnicas fitosanitarias en el cultivo de la vid.

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